Prólogo

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Destino, palabra que todos conocemos, muchos piensan que lo que sucede al rededor del mundo está fijado por un ser del más aya, y otros que es simple casualidad, aunque siendo honesta yo siempre creí que todos teníamos un destino, como una sentencia que nos toca y tenemos que aceptarla tal y como es.
Sin embargo no entendía el significado de muchas cosas, para mi, todo era complicado, podía ser tan fuerte como el acero y quebrarme como si de un cristal se tratara, y no podía evitarlo simplemente esa era yo, un completo desorden, una tormenta en medio del mar.

Luca- Mamá se hará tarde ya vamonos!

-Tranquilo hijo ya voy, solo necesito terminar de llenar esos formularios, parece que todo tengo que hacerlo yo nadie hace nada en el trabajo, llama a tu hermana dile que se de prisa, no la esperare

Luca- Miaaa!! Date prisa, Joder! No es como si tu crush te fuera a ver hoy

-Callate!! luca, tu no sabes nada, y si, ya voy

- ¿Llevas todo mía?, ¿no olvidas nada?- Pregunto mamá mientras terminada de cerrar mi mochila, y es que a decir verdad siempre tenia que olvidar algo antes de irme, era una especie de ritual que inconscientemente hacia cada día, puff una tortura al llegar al colegio y aver olvidado algo, pero que más da ya era normal en mi.

Baje de prisa las escaleras e hice un repaso mental de todo lo que tenía que llevar ese día, tomé mi loche que que había preparado mi mamá.
Luca y mamá ya estaban arriba del auto en marcha esperándome.

-Tardas demasiado Mia- dijo mi hermano mientras tenía su vista fija en el móvil jugando Trick- Booker- deberías levantarte más temprano sabes

- Mía, luca tiene razón, te estás levantando demasiado tarde - Mi mamá siempre del lado de luca- tal vez si te levantarás más temprano hasta alcanzarias a bañarte, mira nadamas como vas al colegio

Mamá tenia razón, ya no cuidaba de mi como antes, no me importaba realmente como me veía, tampoco dormía lo suficiente, siempre despertaba varias veces durante la madrugada y me ponía a escuchar música o escribir cosas sin sentido, tampoco comía lo suficiente, y es que todo había cambiado para mi, todo era diferente ya no me sentía yo misma desde ese día, ese maldito día, el día en que todo cambió.

Cristal y AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora