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-Los ojos son muy importantes en una persona. Pueden transmitir mucho sobre ella, cómo también las cosas que calla sin necesidad del uso del habla. Una persona puede mentir con muchísima facilidad, puede hacer parecer otra cosa a la que es, sin embargo, los ojos siempre la delataran ya que no importa cuánto se esfuerce, los ojos nunca mienten, nunca cambian. -Decía con tono calmado un hombre alto con un largo cabello marrón llamado Zhongli, hasta que vio que la persona que lo acompañaba parecía estar más concentrada en comerse su desayuno que en escucharle. -¿Hija, me estás escuchando? - preguntó luego de dar un pequeño suspiro, solo para recibir un "ajá" como respuesta -

La chica dió un gran bocado a su sandwich y respondió —Ajá.—  sin nisiquiera saber de qué estaba hbalando su padre.

—Keila, lo que te estoy diciendo es importante.

-si lo sé pa, ¿pero no me lo podes contar después? Es que estoy llegando tarde- mencionó Keila de manera apurada.— Además todo lo que me dices siempres es importante...— Señaló para luego salir de su casa corriendo, dejando a su padre con las palabras en la boca.

Keila se caracterizaba por ser una chica muy alegre y energética. Tenía el pelo rubio con un degrade naranja bastante curioso y unos ojos de color ámbar idénticos a los de su padre. 

Este no era una persona común y corriente, al contrario, era el mismísimo arconte y soberano de Liyue, el cual vivía camuflado entre los mortales como uno mas de ellos, llevando el nombre de Zhongli. Para muchos, ser hijo de un dios sería algo sorprendente y de lo cual estar orgulloso, pero ese no era el caso de Keila. Ella llevaba una vida de lo más normal, aún sabiendo este impactante dato. Otras personas podrían pensar que esto también implicaría ser alguien muy fuerte y capaz a muy temprana edad, pero no era su caso, su fuerza era bastante normal para un humano promedio.

Además de heredar sus ojos, también había heredado el poder de usar el elemento geo sin necesidad de una visión. Algo en lo que sí destacaba por sobre los demás era su capacidad para controlarlo de manera magnífica, ya que su forma de usarlo iba muy ligado a su creatividad.

Luego de unos minutos corriendo finalmente había llegado a su destino, la sede del Gremio de Aventureros en Liyue. 

 Al subir las pequeñas escaleras que guiaban hacia el lugar, se encontró con Katherine, la recepcionista, bastante enojada por su impuntualidad.

-Llegas tarde... Otra vez.

-Perdón, le juro que va a ser la última vez en el mes.- contestó, alargando la "o" de perdón mientras rogaba para que no la despidan.

-Que sea la última vez en general. - terminó de decir para luego pasarle unos papeles que contenían lo que serían los encargos del día.

La chica los recibió y luego de despedirse amablemente, comenzó a caminar hacia el lugar que indicaba la primera comisión: La llanura Guili. 

Las misiones no tenían mucha ciencia. Iban desde borrar del mapa un campamento Hillichurl hasta ayudar a una pobre anciana a buscar a su perro pérdido. 

Luego de una hora, la rubia optó por sentarse al borde de una alta montaña para comer tranquilamente el sandwich que había traído desde su casa. Las vistas eran sorprendentes y la brisa era ideal, sin embargo y a pesar de toda la tanquilidad del momento, Keila no podía dejar de sentir una sensación extraña en el estómago que alteraba por completo su descanso. De todas formas eso no evitó que devorara su comida por completo, pensando que tal vez la mayonesa de este estaba pasada.

-Narra Keila:

Por fin luego de dos horas de había terminado todos mis encargos, lo que significaba que me quedaba toda la tarde libre para hacer lo que quisiera, pero para eso primero tenía que volver con Katherine para que me diera mi pago diario, así que me dispuse a volver a la ciudad. Era un camino de otras dos horas, por lo que apuré un poco mi paso para llegar lo antes posible.

If You Really Love Me, Then Why? [Tartaglia X Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora