Prólogo

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Diciembre había llegado y con él un montón de árboles, listones rojos, regalos y un montón de cosas más que provocaban que cierto castaño tuviese náuseas todo el día.

No era como las demás personas, Jungkook no creía en la navidad y odiaba esas tontas tradiciones de dar obsequios y cantar villancicos. ¿En qué momento se les había ocurrido que eso cambiaba el mundo de mierda en el que vivían?

Hipocresía, así lo resumía él.

En esta temporada había muchos más voluntarios en el orfanato en el que había crecido y en el que ahora colaboraba, pero por experiencia propia sabía que después de año nuevo todo regresaba a la normalidad.

Al principio le había dolido tanto darse cuenta de eso, sin embargo, reconocía que no era tan fácil ser una alma caritativa los 365 días del año. Después de todo, ellos sí tenían una vida afuera que procurar.

El joven había tenido suerte, al demostrar sus capacidades había logrado ingresar a la universidad y con eso salir al mundo por sus propios medios. No había necesitado una familia adoptiva y ahora podía visitar a sus amigos cuando quisiera.

Eso lo hacía feliz, pero esta temporada llena de amor y colores también le recordaba que estaba solo.

Por eso solía quedarse en la estancia de estudiantes para no ser molestado por nadie, era como estar en un hotel gigante de vacaciones, ya que todos viajaban a sus casas para pasar una navidad en familia.

Él por su parte, miraba a través de la ventana las decoraciones en los alrededores y suspiraba.

—Ojalá pudiera creer en la navidad como ustedes... —Dijo al aire mientras miraba a dos señoras tratando de cargar un árbol.

Una sensación fría recorrió su cuerpo y al girar notó que la puerta estaba abierta, se encaminó hasta el umbral y al final decidió salir para ayudar a las personas que había visto antes. No creía en la navidad, pero sí en la amabilidad.

Cuando estaba cruzando el gran patio de enfrente, una bolsa café cayó ante sus pies. —¿Y esto? —Preguntó tomándola entre sus manos y por un impulso jaló el listón rojo para ver su contenido.

Un polvo extraño salió y lo hizo estornudar, ¿eso era arena acaso? No tenía la menor idea, pero aparte de aquello no encontró nada más en su interior así que volvió a cerrarla antes de guardarla en su bolsillo.

Levantó la mirada nuevamente buscando su destino, pero las mujeres ya no estaban. Algo confundido dio la vuelta y regresó a su recámara, quizá necesitaba una siesta para reponerse del frío.

Después de todo, ¿qué otra cosa podría hacer? En la vida de Jeon Jungkook nunca pasaba nada interesante.

Hasta ahora.

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