Soy Sirin. Soy la concubina imperial de su majestad. Reino en el corazón del emperador. Quien se interponga en mí camino se las verá conmigo.
➳ prohibido copias/ adaptaciones
➳créditos al autor original de princesa encantadora
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¡Señorita cálmese! — las criadas intentaban desesperadamente calmar a la concubina.
— ¡¿Cómo puedo calmarme luego de lo que sucedió?! —gritó Iris.
Iris era la concubina favorita de su majestad el emperador. Hasta ahora ella era con quien pasaba casi todas las noches, ella era la favorecida de dios. Tenía al emperador, vestidos, joyas, era respetada por todos. Todo era perfecto hasta que la concubina olvidada despertó.
— ¡Esa maldita bruja! ¡Cómo se atreve a tomar lo que es mío! — a la concubina poco le importaba si los objetos que rompía eran de valor.
—Lady Iris. —una voz hizo que la concubina se detuviera, las criadas suspiraron, aliviadas.
—Lady Arae. —la concubina de ojos amatistas miró con desagrado a la concubina de cabellos grises.
— ¿Qué es todo este escándalo? —preguntó mientras colocaba su mano en su mejilla. — ¿Qué diría su majestad si la ve en este estado?
—Cállate. —murmuró, pero eso no detuvo a Arae.
— ¿Qué pensaría de usted al ver su verdadera faceta?
—He dicho que te calles.
—Seguramente estaría muy decepcionado de ti y luego te echaría del palacio.
— ¡Dije que hagas silencio!
— ¿No quieres deshacerte de Sirin? —preguntó, tomando la atención de Iris. —Es una pena que no quieras escucharme...—dijo mientras se dirigía hacia las puertas de los aposentos.
— ¡Espera! —gritó mientras la tomaba del brazo. — ¿Cuál es tu plan?
Ares sonrió, logró lo que quería. Ahora solamente quedaba convencerla.
—Es muy sencillo, solamente tienes que hacer lo que te diré.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eibom arrugó el entrecejo y cubrió su nariz al entrar a ese asqueroso lugar. Los aromas que se juntaban de forma inhumana comenzaron a darle dolor de cabeza, incluso cuando se cubrió la nariz con su mano. La prisión subterránea, donde se encarcelaban a los criminales que hayan cometido un crimen que afectara a la familia real, en este caso el profesor de Claude se encontraba allí.
