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Luego de darse un baño, Sirin se sentía relajada nuevamente

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Luego de darse un baño, Sirin se sentía relajada nuevamente. Pero había un pequeño problema.

— ¡Alice! ¡No puedo quedarme en estos aposentos todo el día! —refunfuñó.

—Lo lamento mi señora, pero son órdenes de su majestad. No podemos desobedecerle.

— ¡Esta loco! No me quedaré en estos aposentos por el resto del día.

— ¡Mi señora! —Alice la miró asustada, mientras se acercaba a ella. — Las paredes escuchan, si oyen lo que usted ha dicho, ¡la matarán!

Sirin caminó hacia el gran balcón.

—Si debo de quedarme aquí todo el día, no significa que no pueda salir al balcón. Después de todo está incluido en los aposentos.

—Oh Allah...—Alice suspiró, Sirin parecía una niña pequeña haciendo un berrinche.

—Alice, ¿podrías dejarme sola?

—Estaré afuera por si me necesita.

Alice se inclinó hacia la amante de su señor, antes de salir de los aposentos. Sirin suspiró antes de sentarse en un banco y mirar el paisaje, desde el balcón lograba ver el jardín del castillo.

No entendía por qué el emperador no quería que saliera de sus aposentos. De hecho no se cree capaz de llegar a entenderlo, no sabe cómo funciona la mente de un loco.

¿Por qué? ¿Qué había hecho para que el emperador la encerrara? Era como un ave en una hermosa jaula. Por más hermosa que sea la jaula, para ella era un grillete que le impedía ser libre.

Una lágrima cayó por sus hermosos ojos. Desde que reencarnó ya no puede hablar ni expresarse libremente, no puede salir sin el permiso del emperador, deseaba ser como antes. Ahora tiene que ser madre, cuando nadie le ha enseñado como ser una. Extrañaba estar en su cuarto leyendo un libro, ahora al parecer no tiene tiempo ni de pestañar, porque cuando esté distraída, la acatarán por la espalda.

Claude, su pequeño sol, su estrella, su león. Era un hermoso príncipe, pero sobre todo era un niño. Un niño el cuál merece ser libre, no debe de sufrir, su única tarea es ser realmente feliz y crecer saludable.

En el fondo agradecía estar encerrada allí, podía tomarse un tiempo para ella misma. No había nadie molestándola, era solamente ella y su sombra.

Estaba sola, odiaba estar sola, pero hay veces en las que es mejor estar solo y tomarse un tiempo para sí mismo.

Cerró los ojos, deseaba descansar.

Cerró los ojos, deseaba descansar

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𝑺𝒊𝒓𝒊𝒏 ᵖʳⁱⁿᶜᵉˢᵃ ᵉⁿᶜᵃⁿᵗᵃᵈᵒʳᵃWhere stories live. Discover now