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Sirin se recostó al lado de Claude

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Sirin se recostó al lado de Claude. No podía evitar sentirse mal al recordar como el cuerpo del segundo príncipe temblaba en sus brazos, verlo llorar le partía el corazón. Se prometió a si misma cuidar de su pequeño para que no llorara nunca más. Se corazón se estrujo al ver su cuerpo con cicatrices, en especial en la espalda y arriba de las rodillas, lugares donde nadie vería las heridas.

Sabía que Claude no había tenido una buena infancia, era consciente de que en la familia real no había tiempo de llorar, siempre tenías que luchar sin importar que tan herido estés. Criaría a Claude para que sea un buen niño y que sobre todo sea feliz, lo protegería de todo mal.

No pudo evitar quedarse dormida abrazando al príncipe. Ni siquiera notó cuando alguien ingresó a los aposentos y se quedó mirándolos.

—Mi lady. —escuchó la voz de su criada.

—Alice. —murmuró sentándose en la cama. — ¿Qué sucede? Te vez pálida. ¿Ha ocurrido algo?

—Mi lady, Sir Ruvelius ha venido a informarme que su majestad desea verla esta noche en sus aposentos.

— ¿Qué?

Sabía que tarde o temprano tendría que cumplir con sus deberes de concubina, pero no pensaba que sería tan rápido. De hecho pensaba pasar desapercibida para que nadie la notara y poder vivir tranquila con Claude. Sabía que el emperador nunca había ido a visitar a Sirin mientras estaba enferma. ¿Por qué ahora deseaba verla?

— ¿Mi señora? —preguntó Alice, preocupada.

—No es nada, no te preocupes. —sonrió intentando ocultar sus nervios.

¿Qué le sucedería si cometía un desliz? Seguramente moriría, pero de ser así ¿qué sucedería con Claude? Todo sería exactamente igual que en la novela y no deseaba eso.

—Más criadas vendrán a ayudarla a arreglarse. El baño se encuentra listo, si usted lo desea podemos empezar a prepararla.

Prepararla, esa palabra sonaba como si fuera un objeto. De hecho para el emperador seguramente ella no significaba nada, era simplemente una concubina que había dado a luz a un príncipe.

Una vez que ella desapareciera, nadie la recordaría y sus recuerdos se irían con el viento.

Una vez que ella desapareciera, nadie la recordaría y sus recuerdos se irían con el viento

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𝑺𝒊𝒓𝒊𝒏 ᵖʳⁱⁿᶜᵉˢᵃ ᵉⁿᶜᵃⁿᵗᵃᵈᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora