Capítulo 4

454 42 3
                                    

-Sabes que, mejor no.

El emperador confía en sus capacidades, está seguro de que logrará cautivar al jugador de Seirin. Él no necesita consejos post fracaso, o eso espera.

Kuroko se quedó de piedra, enserio que había tenido que reunir un montón de confianza para animarse a decirle su secreto, ¡Y a Akashi le había valido totalmente!

Está demás decir que la sombra también tenía un tic en el ojo y estaba a punto de desmayarse, por pura fortuna no lo hizo, sino que devolvió a su rostro la póker face de siempre, pero su mente era una cosa distinta...

-«Akashi Seijuro, eres un...»-no se animó a insultar lo ni en su mente al sentir el mal augurio de algo.

Como si el pelirrojo pudiera leer su mente, lo observaba con advertencia en su mirada. Pero que terror.

-Volviendo a lo de Furihata.

-«Quiero llorar...»-pensó, más mantuvo su cara en blanco, evitando que cualquier tipo de sentimiento fuera visible para su acompañante-«Pero ahora que recuerdo que es un sociópata se me pasa. En fin, suerte con él Furihata».

-¿Alguna idea de cómo reunirnos?

-Puedes organizar una reunión con los chicos y decirles que pueden llevar a sus equipos. Encontraré la manera de que te quedes un rato a solas con Furihata y así convivan un poco más.

-Es un buen plan, Tetsuya, pero dudo mucho que él quiera quedarse a solas conmigo. Por alguna razón cada que me le acerco se tensa y quiere escapar.

-«Y por qué será»-recordando por segunda vez en el día el incidente con las tijeras-«Él estuvo presente en tu intento de homicidio, ¡Obviamente te tendrá miedo idiota!» De seguro no es nada, Akashi-kun, quizá se deba solo a qué tú presencia es algo abrumadora-«Ahora que lo pienso, creo que soy uno de los pocos que tiene el beneficio de hablar tan tranquilamente con Akashi, así como ahora. Incluso con los demás aún es bastante arisco, solo se limita a ordenarles una u otra cosa, rara vez se digna a entablar conversaciones».

-Si... eso debe ser, porque...-se detuvo como pensando algo, para luego acercarse demasiado al peliceleste, con una determinación muy poco común desde que nació su otra personalidad en teiko, sigue lidiando con ella.-Tetsuya.

-«¿Y ahora que le pasa? ¿Por qué está tan cerca?» ¿Qué sucede, Akashi-kun?-nerviosos, aunque no lo demostró demasiado.

-¿Soy atractivo?-soltó de la nada.

El silencio reinó.

Kuroko quería decir tantas cosas, quería gritarle lo extremadamente guapo que era para él, y como su belleza se acentuaba durante las prácticas que habían compartido en la secundaria y que muy probablemente ya no tendría la oportunidad de volver a ver.

Quería decirle el cómo, durante la final en la wintercup había estado tentado a dejar todo tipo de escrúpulo y gritarle lo sexi que se veía estando todo sudado... Pero sus pensamientos se desviaban y no podía decirle todo eso, lo tomaría por loco y muy seguramente le pondría una orden de alejamiento.

Lo único que pudo decir sin que sonara tan raro fue.

-Si, lo eres Akashi-kun-mientras asentía con algo de vergüenza bien disimulada, al igual que un ligero sonrojo en sus blancas mejillas-«Demasiado atractivo para mí propio bien»

Seijuro sonrió, satisfecho con esa respuesta-Bien, entonces es seguro que no me escapa por ser feo.

-Estuve pensando en otras cosas también, es decir, otro tipo de método para cortejarlo.

-Te escucho.

-Podrías enviarle obsequios, cartas y cosas así. Si no te gusta la idea de que sepa quién eres, simplemente no los firmes. Luego, cuando le pidas oficialmente salir contigo, dile la verdad.

-Mmm, si... podría funcionar-respondió lentamente, como recordando algo-Veo que, después de todo, no haz estado perdiendo el tiempo por completo, Tetsuya.

-«Malagradecido»-una vena amenazó con sobresalir en su frente-«Pero, en realidad no había pensado en nada, recién se me ocurrió. Solo recordé lo que yo hacía cuando estaba intentando cortejar a Akashi y aunque a mí no me haya dado resultado, tal vez a él si, no pierde nada con intentar».

Cuando estaban en teiko, Kuroko se empeñaba en realizar cartas y enviarle presentes al pelirrojo, todo con el objetivo de llamar su atención. Todo lo hacía anónimamente-lo que es más que obvio-pero supo-o creyó- que no sirvió para nada, puesto que nunca vio ningún tipo de cambio en el actuar del emperador; a él no le importaba todo lo que le dejaba en la taquilla, jamás lo notó tratando de si quiera hacer el más mínimo esfuerzo por buscar quien era el emisor de todos aquellos objetos.

Recordó que en una ocasión, incluso había ahorrado dinero para poder regalarle chocolates de buena calidad en San Valentín, junto a un adorable oso de felpa con ropa a la medida, todo hecho por él mismo-le pidió a su abuela que le enseñara el arte de la costura y del tejido exclusivamente para ese momento. Fue más difícil de lo que pensó, y al final no dio resultados con Seijuro. Pero algo bueno salió de eso, en sus ratos libres le gustaba coser y especialmente tejer, resulta que era muy bueno en eso; sus mejores obras se las daba a su abuela para que ella las vendiera, o al menos así fue hasta que ella falleció poco tiempo después-y la que pensó era mejor carta que había escrito en todo ese transcurso. No sirvió de nada, o tal vez debió haber sido más directo, pero ahora jamás lo sabrá.

-Empezaré a hacerlo a partir de mañana, pero, ¿Tú podrías dejar lo que te dé en su casillero?

-Claro, no hay problema «Hay muchos problemas, pero de todos modos, te ayudaré tanto como pueda. He decidido que, al menos, intentaré que tú encuentres lo que yo no pude, será un mejor consuelo que lo otro, saber que eres feliz, sociópata».

-Bien-dudó-¿Quieres... ir a por más malteadas? Es que, siento que una sola no fue suficiente para compensar el susto que te hice pasar-desvió la mirada algo avergonzado.

-«No puedo creerlo, ¿Akashi está avergonzado? Lo vi en este estado muy pocas veces en teiko, después de eso... ya nunca actúo como era antes, hasta ahora» No te preocupes, Akashi-kun, aunque... unas cuantas malteadas de vainilla no vendrían nada mal.

El pelirrojo sonrió y sin más lo tomó de la muñeca, llevándolo en dirección a su auto, ordenándole al chofer que conducirá hasta la misma cafetería de aquella vez, Sweet Coffee.

Conversaron, rieron-la sombra se permitió ser un poco más abierto por esa ocasión-y disfrutaron esa pequeña salida. Ambos tenían las mejillas sonrosadas, pero ninguno lo notó, ni lo tomó en cuenta. Kuroko solo pudo pensar en una cosa mientras reía de un recuerdo de teiko junto al emperador.

-«Esto... parece una cita»

Solo ShipéalosWhere stories live. Discover now