— Lo sé perfectamente.
— Bueno... pues solo era eso. Cambia esa cara, anda... — fue a rodearla por la cintura y la expresión de Luisita se relajó. — ¿Has podido escribir lo que tenías pensado?
— Más o menos.
— ¿Va bien la máquina de escribir?
— Sí, se nota un montón la diferencia.
— Qué bien — sonrió. — Antes del ensayo puedo pasarme por la librería a devolverle la suya a las chicas.
— No hace falta, ya se la he devuelto yo.
— ¿Y eso?
— He salido a dar un paseo para despejarme y ya he aprovechado. — se acercó a la mesa a por algo. — Y también me han dado una de estas.
— ¿Es la revista?
— Sí, acababan de volver de la imprenta de hacer el encargo y tenían unas cuantas.
— Ha quedado muy bien, eh — dijo echándole un vistazo.
— Sí... esperemos que a la gente le guste.
Amelia volvió a mirarla.
— Le va a encantar. — Luisita sonrió. — Has hecho un gran trabajo.
— Bueno, todas...
— Ya, pero lo tuyo tiene aún más mérito. — recalcó orgullosa. — Y esto es solo el principio, cada vez lo harás mejor.
— Ojalá... porque me sabe mal que tengan que perder el tiempo revisándolo y corrigiéndolo.
— No pierden el tiempo, el contenido merece la pena. — la agarró de la mano. — Venga, vamos a comer antes de que se nos haga más tarde.
Luisita asintió y le dio un beso antes de salir.
Viernes, 28 de octubre de 1977
"A continuación procedemos a leer un comunicado emitido hace unos minutos por el cuerpo de policía del condado de Yorkshire:
Como ya sabéis, llevamos meses trabajando incansablemente para atrapar cuanto antes al conocido como "destripador de Yorkshire". Las investigaciones siguen su curso, sin embargo, nos dirigimos a la población de todo el país, especialmente a la de las zonas donde ya ha actuado, para solicitar su colaboración. Cualquier pista o sospecha puede resultar clave para resolver este caso y reestablecer el orden y la seguridad en nuestras calles.
Reiteramos nuestra solidaridad con las familias de las víctimas, a las que no olvidamos, y nuestro compromiso para que no se produzcan nuevos ataques. Es por ello que aconsejamos a todas las mujeres que eviten transitar por las calles durante la noche y que, de hacerlo, sea acompañadas por un hombre de su confianza. Si todos colaboramos podremos revertir esta situación y recobrar esa normalidad que tanto deseamos."
— Es increíble — dijo Luisita indignada mientras apagaba la radio porque prefería no seguir escuchando. — Esa es su gran solución, que nos encerremos todas en casa como si estuviéramos en un convento de clausura.
— A ver, Luisita, cálmate. — le pidió su compañero John.
— ¿Qué me calme? ¿Cómo quieres que me calme? ¿Tú has escuchado lo que acaban de decir?
— Sí, y estoy de acuerdo contigo pero si sigues dándole al plumero de esa forma vas a acabar rompiendo algo, mujer.
Luisita paró, tomó aire y se giró para mirarle.
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ENTRE MADRID Y MANCHESTER
Romance¿Cómo fue el último día de Luisita y Amelia en Madrid? ¿Cómo fue su vida desde el momento que pisaron Manchester? ¿Cómo vivieron el proceso de la fecundación in vitro? ¿Qué dificultades se encontraron a lo largo del camino? ¿Consiguieron ser felice...
Capítulo 44: Las prisas no son buenas consejeras
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