Capítulo 30: Incómodos silencios

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Una de las razones por las que Evan había decidido invitar a Adam Grayson a su departamento era que realmente no quería ser visto con el hombre en ningún lugar muy público, sabía era un pensamiento un poco paranoico, pero una parte de él aún temía que al relacionarse con el villano de la novela eso de alguna forma atraería a otros personajes principales. Personas como los protagonistas u otros que también tuvieran algún rencor contra Evan Clare, o el mismo Adam Grayson y se viera implicado solo por asociación, poniendo a Chris en una mala situación, o peor aún, en peligro.

También quería demostrar podía cuidar de Chris, que ahora Chris estaba siendo cuidado y así sería siempre mientras Evan estuviera con él.

Pero sobre todo, quería que Chris se sintiera tranquilo dado hablaría por primera vez con su padre a pesar de sentirse receloso.

A Evan aún le sorprendía hubiera aceptado, solo suponía la curiosidad que el niño sentía por el otro hombre era comparable a su desconfianza, después de todo había usado sin permiso la computadora del señor Cheng para investigar al otro.

—¿Chris? ¿Terminaste de cambiarte? —preguntó en voz alta, mientras alejaba el sartén del fuego.

El intento de lasaña de Evan era el plato favorito de Chris, así que había decidido hacerlo para la comida, queriendo hacer sentir al niño lo más cómodo que pudiera dado sabía la conversación que los esperaba podría ser todo menos relajada, al mismo tiempo quería contentar a Chris un poco, a pesar de haber aceptado el niño no estaba muy feliz.

Chris llegó a la cocina, usando un suéter gris y pantalones caramelo, sus zapatitos café bien lustrados, junto con su reloj en la muñeca izquierda se veía como un niño intentado jugar a ser un adulto.

—Te ves tan lindo —halagó Evan.

Las mejillas del niño se tiñeron de rosa y se cruzó de brazos. Unos momentos después se acercó a Evan, su ceño fruncido desvaneciéndose mientras miraba hacia la estufa y olía la comida.

—¿Hiciste lasaña?

Se guardó para si una sonrisa divertida.

—Así es.

—… No le des a él.

—No seas egoísta, Chris. Si quiere le daremos, si no…

—Él se lo pierde —completó.

Aceptó lo dicho sintiéndose entretenido.

No mucho después hubo un toque en la puerta, tras un breve momento de vacilación donde se preguntaba si estaba haciendo lo correcto, Evan se acercó a la puerta para ver por la mirilla, miró sobre su hombro a Chris para hacerle saber quien esperaban había llegado, tras un simple asentimiento de Chris, procedió a abrir.

Luego de un saludo, Adam Grayson entró al pequeño departamento, sus ojos azul humo inescrutables recorriendo el lugar, entonces su mirada cayó sobre Chris, quien lo observaba de pie junto a la mesa. El hombre rubio sostenía una bolsa de regalo roja, luego de entregarle a Evan su abrigo negro se acercó a Chris para tenderle la bolsa.

—Me alegra volver a verte, Christian, te traje un obsequio.

Chris sólo miró la bolsa con desconfianza, Evan se aclaró la garganta.

—Gracias —Chris tomó el obsequio a regañadientes. 

Evan lo vio sacar una caja negra del interior, la imagen de una tableta en la caja. Alzó las cejas ante el costoso regalo.

—¿Una tableta? Él solo tiene cinco años… —Evan no pudo evitar decir, al ver al niño mirando el regalo se detuvo.

Le gustaba pensar había llegado conocer lo suficiente a Chris para saber el regalo le había gustado a pesar de que no le gustaba quien se lo había dado. Decidió no decir nada más sobre el regalo, pero activaría el control parental antes de dejarlo usarla.

Despertando como un personaje secundario en una novela BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora