Capítulo 13

1.5K 125 11
                                    

-Ah... por fin.

Salí de la larga ducha que me había pegado, usé una toalla de Scott para secarme y volver a ponerme mi ropa del día anterior que en realidad consta de una de las remeras de Alex y mi short.

-¡Hm! -entrecerré los ojos mirando a todos lados.

Sentía escalofríos... Sabía que Scott no había llegado, mi ducha fue larga pero aún no era de noche. Escuché pasos acercarse entonces a la habitación de Scott, que era donde yo estaba ahora mismo. Miré la puerta del balcón... era mi única salida. Pero aún habían muchas personas en la calle, no puedo dejar que me vean. Me transformé entonces en un gato, sería lo más ágil que me ayudaría a salir.

Me escondí bajo la cama justo a tiempo cuando la puerta se abre. Aquel hombre extraño entra a la habitación lentamente, mirando a todos lados.

-Creí que los Dioses eran inteligentes...

Abrí los ojos de par en par cuando se agachó hasta verme por debajo de la cama, sonríe y me sujeta con brusquedad.

-Aún puedo percibir tu poder... Eres realmente la hija de una Diosa.

Lo rasguñé en el rostro, consiguiendo que me suelte. Empecé a correr a tres patas, tratando de escaparme de él. Se transformó en un lobo, era un rogue... Trató de morderme y pronto destrozamos el lugar. Salí del departamento con él detrás, llamando la atención de todo el mundo. Fui de balcón en balcón con aquel licántropo pisándome los talones.

-¡¿Un lobo?!

-¡Dios mío, corran!

Pronto el pánico empezó, yo llegué hasta un callejón luego de varias vueltas y me escondí. Me volví a mi forma humana y rápidamente me puse mi collar. Mi respiración era agitada, miré a ambos lados esperando no ver a aquel licántropo. Entonces corrí, me alejé de allí esperando no encontrarme con nadie más. Era mi momento para volver a casa...

¿Desde cuándo llamo mi casa a la casa de Alex...? No me había dado cuenta de ello hasta ahora.

-¡Ah! -caí al suelo cuando el lobo había saltado sobre mí.

Se transforma y me sujeta del cuello con fuerza mientras sonríe.

-Finalmente... No podrás escapar de mí.

-¡Suéltame! ¡O haré que la ira de los Dioses caiga enteramente sobre ti! -amenacé.

-Tú...

Él me mira molesto pero en un segundo algo atraviesa su espalda. Él chilla y se vuelve lobo para ver hacia atrás pero recibe otras dos balas de plata y cae sobre mi brazo izquierdo. Solté un quejido por el dolor y me lo saqué de encima. Miré hacia el frente y vi a Scott acercarse a mí.

-¿Estás bien? -me tiende su mano amablemente-. Amaris...

-¿Recuerdas mi nombre?

Sujeté su mano y él me ayudó a ponerme en pie mientras sonreía.

-¿Cómo olvidar a una chica tan linda que encontré en el bosque a mitad de un eclipse azul...?

Aparté la mirada, la suya ya me lo decía todo. Sabía quién era yo...

-Lo sabes...

-No es difícil saberlo. Y menos después de escucharte decir que harías caer la ira de los Dioses sobre ese licántropo. Nadie más puede decir eso sin ser importante.

Apreté mi agarre en mi brazo, aunque sintiera un pinchazo de dolor. Suspiré profundo.

-¿Me entregarás?

-Debería hacerlo, eres lo que mi comandante más quiere... pero... No. Que se joda.

Lo miré rápidamente viendo que sonreía simpatizante conmigo.

-Entonces ayúdame -me aferre a sus hombros mirándolo con súplica-. Debo volver... me están buscando y quiero regresar con ellos.

-¿Con quienes? -pregunta curioso.

-Mi... Mi Mate... -solté.

-¿Los Dioses también tienen Mates? -parecía sorprendido.

-No. Solo yo... Mi madre lo hizo, no sé porqué, pero quiero regresar con él, por favor...

Vi una mueca de decepción por un segundo pasando por su rostro, suspira pero mira mi brazo izquierdo y lo agarra haciéndome hacer una mueca de dolor.

-Au... Oye, eso duele.

-¿No te curas rápido?

-No tengo esa capacidad... No todos los Dioses la tienen.

-Los Dioses... no son como me lo esperaba... -resopla-. Está bien, pero ¿recuerdas que soy un cazador? Los licántropos y yo no nos llevamos bien...

-Lo sé, pero...

-No es una excusa para no llevarte... solo te aviso que si intentan atacarme, tendré que defenderme.

Aprieta el arma en su mano y la coloca en su cinturón. Un escalofrío recorre mi cuerpo y tragué grueso, no estaba segura si era buena idea llevar a un cazador a la manada.

-No... Es mi desesperación hablando... -mencioné suspirando.

-¿Hm?

-No puedo dejar que me lleves a casa. Lamento haberlo dicho.

-¿Y ese cambio de opinión? -pregunta, aunque parece ya saber la respuesta.

-Tienes razón, eres un cazador... No puedo llevar al enemigo de los lobos a su manada. Si conoces la ubicación se lo dirás a tus compañeros. No puedo dejar que eso ocurra.

-¿No confías en mí? -parecía nuevamente decepcionado y... quizás un poco dolido.

-No.

No lo conocía de verdad, así que no quería arriesgarme. Él se me queda mirando pero suspira profundo con los ojos cerrados un momento antes de volver a mirarme.

-Entiendo... tienes un punto. De igual forma no se lo contaría a mis compañeros, pero no me creerías, y está bien. Haces bien en no confiar en cazadores.

-Entonces... ¿Me dejarás ir yo sola?

-No puedo permitir que andes por allí sola y con el brazo así...

-Puedo cuidarme sola.

Él enarca una ceja y mira hacia el lobo que él había matado, sabía lo que pensaba así que rodé los ojos.

-Sí, claro -responde.

-Tú interrumpirste antes de que yo hiciera algo, además... No puedo hacer la gran cosa estando en una ciudad humana. En el bosque podré hacerlo.

Me miraba sin querer aceptarlo y dejarme ir, yo hice una mueca pero bufé.

-Me voy.

Me di vuelta para irme pero repentinamente agarra mi muñeca de la mano derecha y con la otra toma mi cintura hasta pegar nuestros cuerpos. Lo miré frunciendo el ceño.

-Hey, ¿qué haces? Suéltame.

-Te he salvado de ahogarte, de esa niña, del lobo y además te di comida y un lugar donde dormir...

-¿Qué? ¿Me vas a cobrar todo eso? ¿Buscas una recompensa?

-No lo decía por eso... -responde resoplando-. Quiero decir, que hice acciones que merecen el mérito. Te aseguro no decir nada a nadie sobre ti o sobre la manada, sé que no quieres quedarte conmigo hasta sanar y está bien, yo tampoco quisiera porque es peligroso... Pero quiero asegurarme de que llegarás bien a tu manada.

-No lo sé...

Aparté la mirada dudosa pero él me hace volver a mirarlo a los ojos, me incomodaba un poco tenerlo tan cerca. Sinceramente, estaba pensando en Alex y en que mataría a Scott si lo viera ahora.

-Puedes hacer caer la ira de los Dioses sobre mí si crees que miento. Amaris, confía en mí.

AMARISWhere stories live. Discover now