|Capítulo 30| El diablo es ardientemente sexy

26 3 0
                                    

—Guau —dicen todos cuando termino de explicarles lo de mis poderes.

Evan dice.

—¿Sabes, Charlie? Puedes ser de gran ayuda para lograr nuestro objetivo.

—¡Sí! El de que todos nosotros nos resistamos ante el sistema y podamos ganar. Eso daría mucho de que hablar —comenta Jules.
El vagón sigue avanzando rápidamente por el carril. Una brisa cálida y reconfortante me abraza la cara y me veo obligada a dejar escapar una risita. ¡Logramos escapar de la masacre del distrito Frozen! Seguramente en estos momentos, estamos apareciendo en pantalla, pues luego de la sangrienta lucha campal de hace un rato, el público debe estar emocionado de ver que hay dos bandos; nosotros, que somos los rebeldes y que sobrevivimos, y el otro bando, que es arrogante y prefiere el poder individual antes que el bien colectivo. De pronto, estoy empezando a ver este juego como eso: una forma más divertida y entretenida de pasar la purga, sin que los espectadores sufran las consecuencias. Esperen... ¿Que acabo de decir? Mi yo auténtica si estuviera viendo estos juegos en casa por medio de la TV, diría que esto es repugnante porque están convirtiendo algo retorcido y macabro, en un espectáculo divertido y family-friendly para pasar la noche. Alejo el hecho de que estamos apareciendo en televisión, de mi cabeza.

—¡Creo que estamos logrando lo que queremos! —sonrie Jules totalmente animado—. Seguro todo esto acabará bien, ya lo verán.

—¡Espero que tengas razón, viejo! —Evan le da una palmada en el hombro.

Como aún sigo absorta en mis pensamientos y mirando embobada el frío paisaje (que ya está pasando a ser un poco más cálido), Zoey se me acerca por atrás y se sienta junto a mi.

—¿En que piensas Charlie? —me pregunta tomándome la mano y entrelazando sus dedos con los míos.

No sé si contarle esto a Zoey. Sé que es mi hermana y todo eso, pero simplemente me da vergüenza decirlo  en voz alta. Pienso decirle, pero solo espero que no nos coloquen en pantalla justo ahora.

—Tengo miedo de perder mi autenticidad aquí —le digo sin mirarla—. Tengo miedo de perderme a mi.

—Esta bien, Charlie. Estás frágil. —La calidez de su voz me recuerda a mamá —Puede que parezca una cuestión tonta pero es totalmente normal. Sé a qué te refieres.

—¿Enserio? —le digo sin darme cuenta de que estoy sollozando.

Zoey me limpia las lágrimas de la mejilla con un dedo. A continuación, recuesto mi cabeza sobre su hombro y ella me acaricia el pelo.

—Si —responde con suavidad—. Hay veces en la vida en que las personas sentimos que estamos perdiendo nuestro toque, que estamos dejando de ser nosotros mismos, ya sea por las personas que nos rodean o, por la circunstancia en la que nos encontremos. La mayoría de veces queremos encajar y, nos preocupamos por moldear nuestra personalidad en torno a las críticas que recibimos o en lo que creemos que será de agrado para las demás personas, cuando en realidad deberíamos preocuparnos por ser nosotros mismos que no perder nuestro toque; porque cuando nos encogemos en nuestra tristeza por un comentario destructivo que una persona tonta hizo sobre nosotros, perdemos la seguridad que tenemos en nosotros y cerramos nuestra mente en lo superficial, en lugar de hacer ver lo que verdaderamente importa.

¿Que mierda? Demasiado texto, Zoey. Aunque todo lo que dijo me hace recordar a mamá.

—Gracias —le digo sonriendo—, nunca nadie me había hecho reflexionar de ese modo, Zoey.

—¿Me estás tomando el pelo? —me pregunta sonriendo.

—¡Claro que no! —rio.

Ella cierra los ojos y saca la lengua.

La Purga: La Saga de las Bestias [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora