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Parecía no haber peligro, aunque lo observaba de reojo, devorando todo lo que podía se preguntaba cuando harían efecto las pastillas que había consumido antes, estar con ese desconocido le aterraba y más su voraz apetito. Solo esperaba que su compañero llegara pronto y no estuviera ligando con unas ancianas como imaginaba.

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Habían terminado con el trabajo, ambos se despidieron después que su amable jefe le diera un viaje gratis por lo que acaba de pasar, y al cruzar la puerta de su casa una vez que ya no vio el auto fue recibido por leves gimoteos.

—Así que estas vivo— susurró dejando atrás sus zapatos y quitándose su abrigo debía lavarlo pues el aroma a pólvora y sangre se quedarían por un buen rato, caminó hacia la lavandería, donde encendió la lavadora dejando su ropa en ella y con el ruido provocado por la máquina algo vieja sonrió.

Si habrían gritos ese molesto ruido ayudaría.

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Escuchó unos pasos y por instinto se hizo un ovillo, y, aunque el dolor era insoportable debía estar preparado para otra paliza, por lo que prefirió no ver más.

Lo escuchó detenerse sólo para iluminar la habitación, quiso ver pero prefirió no hacerlo.

—No finjas estar dormido— esa voz logró que olvidara su situación y al verlo se sorprendió, no esperaba un intruso.

—¿Dónde está mami? ¿Mataste a mí mamá?— por un momento perdió el equilibrio por lo que acaba de pasar, aquel joven manchado aún de sangre comenzaba a reclamar por su madre y llorar por ella como si fuera un niño.  Eso no era lo que esperaba.

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No quería admitirlo pero disfrutaba de su calidez, lo hacía sentir seguro pero sabía perfectamente que no duraría y menos cuando él tenía más poder que todos sus contactos y conocido por todo el mundo.

Pero aún así quería sentirse ser el único, el especial de verlo como un hombre común.

—Nqrse... Eres un travieso— sus ojos conectaron al ser descubierto acariciando y mirando sin pudor su desnudez, sabía que una ronda más iba a desencadenarse en esa habitación y aunque su cuerpo doliera, debía hacerlo para ayudar a su amigo.

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—No me dirás tu nombre— por fin se había calmado, y había dejado de verlo y hablar más, no entendía porque de su comportamiento —Sabes al juzgar por qué vi debes tener alrededor de más de 25 años y por ese tatuaje o es tu nombre o una ex novia... Pero si no quieres hablar por las buenas... Te haré...

—Tengo 7 años... Pero quizás estoy enfermo aun después de que él... — vio dirigir sus manos alrededor de su cuello y su cara trasmitir terror —Por eso mi voz... Suena rara

Escuchó al otro reírse, por lo que detuvo su explicación, y por el otro lado, no esperaba aquello parecía que el sujeto era un buen actor casi le creía que no recordaba la mayor parte de su vida. Mientras el adulto reía buscó en su cuerpo aquel dichoso tatuaje, llevándose la sorpresa de que era verdad.

Luz— preguntas empezaron a surgir y ahora el deseo de verse en un espejo había tomado prioridad.

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Era el único en el laboratorio, y a pesar de leer todas sus anotaciones parecía no encontrar algo que le ayudara a salvar su pellejo. Aventó los cuadernos causando que estos tiraran los tubos de ensayo al suelo.

Sobrevivir Where stories live. Discover now