El regreso

57 4 0
                                    

Lila y su madre llamaron a Halit. Él se alegró de oír a Zerrin porque, además de haber sido una excelente segunda esposa, también fue una bondadosa madrastra para su hija mayor Zehra a la que cuidó con mucho cariño después que murió la madre de ella. Lo que él no sabía es que su ex mujer seguía amándolo como el primer día.

– Hola, querida Zerrin.

– Hola, Halit. Qué bueno saber que ya te estás recuperando.

– Gracias por cuidar de nuestra hija, ya tenía ella muchos problemas, no quería que cargue también con los míos.

– ¿Atraparon a la persona que te empujó por las escaleras? Como pediste, guardo el secreto.

– Todavía, pero espero que pronto lo hagan.

Luego habló Lila. –Papá ¡Te extraño mucho! ¿Cómo estás?

– Mejor, cariño. Espero te portes bien y sigas estudiando.

– Por supuesto. A propósito, Yigit y yo hemos vuelto, espero que eso no te moleste.

– No me molesta hija, al contrario, suponía que eso iba a pasar en algún momento. No es que la noticia me haga demasiado feliz, pero voy a estar atento a todo lo que ocurra. Los apoyaré mientras ambos demuestren que son una pareja que puede llevarse bien en todas las circunstancias y que se dejarán de niñerías.

– ¡Cuenta con eso! –respondió Lila muy alegre.

– Solo te voy a poner como condición que tengas una boda aquí en Estambul junto a todos los que te queremos y no a escondidas como la vez anterior. Quiero darte mi bendición y estar junto a ti ese día tan importante, aunque no me puedo mover tan fácilmente.

Yigit y Lila se casaron por segunda vez en una ceremonia rápida y muy sencilla en Nueva York y se instalaron muy cerca de Zerrin, Alihan y Zeynep. 

Yigit y Alihan se volvieron amigos inseparables ya que el primero veía al segundo como un mentor o un hermano mayor, además siendo tío de su esposa era fácil tenerle afecto y llevarse bien.

Al inicio fue un problema resolver donde permanecerían, porque Yigit quería ir con sus padres a Londres y Lila deseaba quedarse en Nueva York acompañando a su mamá, pero decidieron no discutir más el asunto. Fue así que propusieron un término medio: alternar los lugares de residencia entre Londres, Nueva York y Estambul. En ésta última ciudad vivirían en la casa que aun pertenecía a Kaya y Ender y también tenían la casita de Yigit en Bursa para cuando querían estar solos. Luego comprarían otra más grande.

– Lila, mi casa es muy pequeña y lamento que no tenga las comodidades a las que estás acostumbrada.

– No importa que sea pequeña; cuando yo te busque, podré encontrarte rápidamente.

En una de esas idas y venidas Zeynep planteó a Lila volver todos juntos porque deseaba que su segundo bebé naciese en Turquía, entonces rápidamente hicieron las maletas. Luego se unirían a Kaya y Ender. Así, partieron rumbo a la ciudad de Estambul para, después de muchos años, abrazar a sus seres queridos.

Después, en el Aeropuerto Internacional Atatürk de Estambul, todos los viajeros de diferentes partes del mundo que llegaban y partían escucharon un grito agudo  "¡¡¡¡¡ZEYNEEEEEEEEEEP!!!!!"

Era Yildiz que saltaba como un resorte con un cartel enorme en las manos, hasta que corrió al encuentro de su hermana menor estrechándola con fuerza, levantándola, haciéndola girar y despeinándola por completo.

– ¡Ingrata, no sabes cómo te extrañé! ¡Tantos años y recién vienes!

– ¡Ten cuidado, estoy embarazada! Tú tampoco viajaste a buscarme. Estamos a mano –Zeynep respondió risueña y dirigiéndose a la señora Asuman, madre de ambas– Mamá por favor, dile a tu hija mayor que me suelte.

Pecado original / Fruto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora