Chapter thirty-eight.

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—Creo que debo dejar de hablar de esa forma. —se lamentó, sobando mi espalda de arriba hacia abajo— Respira, cariño. Sólo bromeaba.

Le lancé una mirada mortal en el momento en que mi tos se fue desvaneciendo, brindándole un ligero empujón con mi costado y tomando una posición más cómoda en la cama, agradeciendo que su cuerpo por lo menos era cubierto por la ropa interior.

—Es... —inhalé, cerrando los ojos por breves instantes— Es complicado adaptarme a ese tipo de humor, en especial contigo.

Se sentó en un costado, con su diestra apoyada en mi muslo. —Seré más cuidadoso con los próximos comentarios de ese tipo.

—Gracias.

Su cuerpo se inclinó un poco hasta que sus labios se apoyaron en mi frente, emitiendo un ruido al separarse. Luego caminó al armario, abriendo ambas puertas de éste y observando en el interior lo que sería toda su ropa.

—¿Te piensas arreglar tan temprano? —abracé mis piernas.

—Es lo que siempre hago.

Me encogí de hombros.

—Pero creí que hoy sería la excepción. —murmuré— Y que te quedarías aquí conmigo. Es domingo.

Sí, se podía decir que era una especie de manipulación.

No sabía si era una ventaja o desventaja tener un padre que se manejaba a la perfección con ese tema.

Mantuvo su mirada puesta en mis ojos por segundos que parecieron ser minutos, los cuales aproveché para dedicarle una sonrisa enorme a labios apretados, inclinando la cabeza a un costado y golpeteando el colchón a mi lado izquierdo.

Sólo se limitó a sonreír entre negaciones, cerrando las puertas del armario para dirigirse a la cama, tirar las colchas hacia atrás y meterse dentro.

No tardé en llegar a su lado, pasando un brazo por encima de su torso y apoyar mi cabeza en su pecho, sintiendo el latido sereno de su corazón que hizo que fuera al mismo ritmo que el mío, al unísono y formando un solo ruido.

Pasar tiempo con Harry en la privacidad de su oficina se había vuelto mi cosa favorita, y si no fuera por obstáculos, pasaría la mayor parte del tiempo aquí.

—Eres muy fácil de convencer. —dije en un tono victorioso, riendo cuando pellizcó mi costado.

—Cállate, aun estoy a tiempo para cambiar de opinión.

Eso me hizo abrazarlo con más fuerza, subiendo una pierna para encajarla también por encima de él, recibiendo así el toque de su mano en mi muslo.

Acariciándolo con tanta posesión que me arrancó un ruido de satisfacción, cerrando los ojos.

—Quisiera poder quedarme así para siempre. —formé una mueca— Solos, tranquilos, sin preocuparnos del que dirán, de los prejuicios...

—Es algo que se puede hacer si tan solo nos sintiéramos capaces de exponerlo al mundo. —sentí sus dedos enterrarse en mi cabello para acariciarlo.

Apreté los labios. —Y ese es el problema... no somos capaces.

Simplemente negué con la cabeza para intentar aliviar el momento tan profundo, subiendo la mirada hacia él y apoyando el mentón sobre su pectoral, admirando cada uno de sus rasgos faciales que causaban que me perdiera en ellos.

Harry hizo lo mismo, pero marcando la diferencia cuando su dedo pulgar se deslizó constantemente por mi pómulo, provocándome un lindo cosquilleo.

—Gracias. —solté.

SUNFLOWER | Harry PotterWhere stories live. Discover now