— Todo bien. — Mentí sonriendo. — Te veré luego.

Giré mis talones retomando mis pasos para volver al estudio a grabar.

Era un tonta, una ilusa. Tenía que tener las cosas claras, esto era trabajo, solo trabajo. No tenía que desenfrenar mis sentimientos con la mujer que ha sido mi crush durante dos años, era ridículo.

Solo debía haber distancia. No más coqueteos, no más citas... No más nada. Si, eso sería lo mejor.

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Era de noche y me encontraba estresada y con insomnio, habíamos terminado de grabar hace un rato, los chicos se marcharon al departamento para descansar, mientras yo solo fui a traer a mi preciado tesoro.

El último regalo de mi padre antes de irme de casa. Una Ducati Monster 696 color negro mate. Era una belleza la cual hace mucho tiempo no he usado.

Hoy volví a escuchar rugir su motor después de casi un año.

Quería quitar mi estrés, mis pensamientos y cierto beso que me había movido todo el día de hoy. Era por eso que cuando volví a ver aquella calle conocida pude sentir la adrenalina bombear mi corazón con fuerza.

Me adentré más y seguía siendo el mismo lugar de siempre, pero lleno de motos de todo tipo, chicos haciendo carreras ilegales y maniobras suicidas en sus motos.

El olor a neumático quemado y gasolina no podía faltar, además de griteríos por un tipo que hablaba por un megáfono y la música alta por la disco móvil.

Me bajé de la moto y bajé el cierre de mi chaqueta de cuero, entonces lo vi a los lejos, ese característico tatuaje de serpiente en su cara lo hacía único entre la gente, pude verlo correr con una enorme sonrisa hacia mí.

— ¡Tú!— Snake me alzó en un abrazo girandome en el aire con alegría. — ¡La diabla ha vuelto, eh!

Snake dejó mis pies en el suelo haciéndome reír.

— Snake, viejo amigo, tanto tiempo. — Expresé dejando un golpe juguetón en su hombro.

— Te olvidas de los amigos, diabla. — Reprochó apuntándome con su dedo índice.

— He estado ocupada. — Mentí con media sonrisa, él resopló.

— Claro, doña fama no tiene tiempo para carreras ilegales. — Replicó, negué con mi cabeza.

— ¿Qué tenemos por aquí?— Evadí la conversación, él sonrió de lado.

— Pues ya que te has marchado sin tener retorno, te han quitado el puesto de reina, eh. — Informó con voz bromista.

— ¿De qué estás hablando?— Inquirí alzando una ceja.

— Ella.

Señaló con su cabeza hacia una chica que estaba en su motocicleta con un casco puesto y hablaba con un pelirrojo, fruncí el ceño.

— Le ha pateado el trasero a todos aquí. — Acotó Snake, chasqueé la lengua.

— Eso está por verse. — Murmuré con determinación.

— ¡Eso es lo que buscaba, joder!— Exclamó Snake con euforia. — No he tenido acción todo este tiempo.

— No es mi culpa que seas un perdedor. — Comenté jocosa.

— Solté el acelerador. — Se defendió, reí irónica.

— Si claro.

Snake se marchaba negando con su cabeza, me recargué en mi moto esperando, la voz de Snake por el megáfono se escuchó en el lugar.

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now