Epílogo

36 5 0
                                    


Comencé a respirar nuevamente y abrí los ojos sobre la marcha viendo un destello de luz y varias personas mirándome fijamente a mi alrededor ante el sonido de un timbre. 

—¡Está despierta! Traed hielo. Tranquila Madison, solo ha sido un susto.—me sujetaba una joven dándome ánimo en cuanto todos quedaban aliviados al verme en buen estado.

—¿Por qué me duele tanto la cabeza? ¿Qué ha pasado?—preguntaba sin saber que estaba pasando viendo que me encontraba en un pabellón deportivo viendo a varios chicos jugar al baloncesto.

—El idiota de Preston y su amigos te tiraron un balonazo que te hizo caer al suelo, quedando inconsciente.—aseguraba la joven que parecía ser la enfermera con una camisa blanca y larga que tenía escrito en su torso, East Boston High School.

—¿Un balonazo? He estado huyendo de Linda Prescott a punto de matarme por haberme casado con Preston en la Toscana. Me he casado con el amor de mi vida.—intentaba explicar lo vivido en cuanto todos comenzaron a reírse de mí.

—Está delirando, traed mas hielo.—indicaba la enfermera al verme.

—¿Yo casarme contigo? Ni en sueños.—reía Preston sujetando el balón viéndome tirando en el suelo.

—Preston Stewart, al despacho del director, ahora mismo. Tendrás tu merecido castigo.—señalaba el profesor de gimnasio.

—Siéntate en el banquillo y no sueltes la bolsa de la cabeza hasta que te mejores. Llámame en cuanto necesites algo. Chicas, haceros cargo de ella.—recomendaba la enfermera en cuanto Linda y sus amigas me cogían para sentarme.

—Tu debes de ser Linda Prescott. En el club de teatro tenemos prohibido hablar contigo.—asentí mirándola de arriba a abjo.

—Tranquila, no se me pierde nada en ese club de cuarta. A todo esto...no te mataré, lo prometo.—bromeaba entre risas.

—Muy gracioso pero ojalá estuvieras en mi lugar.—encogí de hombros.

—¿Ser la novia de Preston? Ni hablar, ya tengo a Brandon a mis pies como para enrollarme con un jugador del equipo. Eso sería caer bajo.—puso los ojos en blanco. —Tengo que irme, debo practicar con las animadoras antes de que comiencen los finales. No lo entenderías. En fin, ha sido un placer Madison.—estrechó su mano y se marchó con sus amigas.

En ese instante, mi mejor amiga se acercaba corriendo hasta mi al enterarse que la chica del incidente fui yo tras descubrir a Preston sentado frente al despacho del director.

—¡Jess! Por fin te veo, te echaba de menos.—dije con los ojos abiertos.

—Mi garrapata, que daño te has hecho. Menos mal que estás bien.—me abrazó fuertemente.

—No sabes cuanto te echaba en falta.—suspiré relajada.

—Espero que puedas caminar, falta media hora para ensayar la obra En Toscana por Navidad.—recalcaba Jess apoyada en mi hombro.

—¿Toscana? No gracias, estoy mejor en Boston.—respondí sobre la marcha.

—Es el nombre de la obra.—detalló Jess.

—Claro, se me había olvidado como se llamaba. Se me van a quedar secuelas.—puse una mano en la frente.

—Y tenemos una baja. Cody Truscott se ha enfermado y van a tener que ocupar su puesto cuanto antes por que mañana viene el sastre para hacernos el vestuario.

—Me puedo esperar a quien sea.—miré a mi alrededor.

Al momento, Preston volvía del despacho tras ser castigado. Llegaba cabizbajo, con el pelo mojado en cuanto sus compañeros le esperaban para seguir con el partido ya que tenían que estar lo más preparados posible antes del campeonato.

—¿Qué tal ese encuentro con el Sr. McKessie?—decía uno de los jugadores cogiéndole del hombro.

—Me han impuesto un castigo. Adivinad cual.—reprochaba Preston muy cabreado.

—¿Encargado de los jardines?—averiguaba uno de sus amigos.

—Mucho peor.—asqueaba Preston tomando el balón.

—Limpiar los baños.

—Lo preferiría.—rechistó.

—¿Ayudante del comedor?—volvían a averiguar sin éxito.

—No. Voy a sustituir a un integrante en la obra de teatro.—explicó.

—No puede ser. ¿Preston va a sustituir a Cody en el teatro? Vamos a tener problemas con la obra si queremos tener éxito este año.—insinuaba Jess al ver que se trataba de él.

—Ahora todo tiene sentido.—respondí al darme cuenta de que todo lo que viví era un simple sueño el cual me daban pistas de lo que estaba por venir...


En Toscana por Navidad © ✔️Where stories live. Discover now