Capítulo 6

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Elise estaba haciendo un gran esfuerzo para comer, pero no tenía hambre y no sabía por qué. Podía ser por su repentino y desagradable encuentro con John Valente, por no haber sabido defenderse o porque Cole hubiera intervenido de nuevo en su defensa.

—Espero que no estés preocupada por Valente —comentó Cole dándole un trago a su cerveza—. No creo que vuelva a molestarte.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Digamos que hemos llegado a un acuerdo.

Elise se enfureció.

—¿Qué le has dicho?

Cole se encogió de hombros.

—Le he dicho que te dejara en paz o se las tendría que ver conmigo.

—No me lo puedo creer —se indignó Elise—. Podría haber resuelto yo sola la situación, pero no, te has tenido que poner en plan cavernícola y acudir a rescatar a la damisela.

—¿Pero qué dices? —contestó Cole confundido—. He hecho lo que habría hecho cualquier hombre normal cuando ve que están molestando a una mujer.

Elise contó hasta veinte.

—Lo que has hecho ha sido demostrarle que no confías en mí como agente federal.

—¿De dónde te sacas eso? —se sorprendió Cole.

—En lugar de darme la oportunidad de afirmar mi autoridad como agente federal, te metes en medio y le dices que me deje en paz como si yo fuera una mujer indefensa —le explicó poniéndose en pie—. Soy perfectamente capaz de luchar mis batallas y me gustaría que no lo olvidaras, cavernícola.

Elise estaba tan enfadada que se le saltaron las lágrimas mientras entró en el club a por su bolsa de gimnasia. Tenía intención de volver al hotel y seguir trabajando para demostrar que había una conexión entre Mercado Trucking, Superior Produce y el tráfico de armas para, así, demostrarle a Cole Yardley lo eficiente que era en su trabajo.

Cuando salió del vestuario de mujeres, Cole la estaba esperando. —Tenemos que hablar, Elise.

—No.

—He dicho que sí —insistió Cole agarrándola de la mano.

Elise permitió que la llevara al porche, pues lo último que quería era montar una escena que atrajera la atención de los habitantes de Mission Creek.

—Ya te he dicho que no me gusta que intervengas en mis asuntos, cavernícola, así que no sé de qué quieres que hablemos —lo increpó zafándose de él.

—Quiero que me escuches —contestó Cole—. Quiero que por una vez en tu vida tengas la versión de la otra parte —añadió tomándola entre sus brazos.

—Tienes cinco minutos —contestó Elise ante la sinceridad que vio en sus ojos.

—Muy bien —contestó Cole mirando al horizonte.

—¿Y bien?

—Dame un momento, por favor, Campbell. No me resulta fácil decir lo que tengo que decir — contestó Cole tomando aire—. He intervenido entre Valente y tú, es cierto, pero no porque dude de tu competencia como agente federal.

—¿Entonces?

—Lo he hecho porque no quiero que te toque ningún otro hombre.

Elise se quedó sin aliento. Aquello era lo último que esperaba oír.

—¿Te importaría explicarte?

—No sé si voy a ser capaz porque lo cierto es que nunca me he encontrado con este problema — admitió Cole soltándola y pasándose las manos por el pelo—. No estoy seguro de que me guste la situación, pero con sólo pensar en que otro hombre te pueda tocar me pongo muy mal.

Eclipse de PasiónUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum