I ❆ «Debilidad bajo la piel»

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Modra nació de la guerra y se mantuvo en una constante batalla. Los suburbios se convirtieron en rincones malditos, gases letales, miradas de reojo que te erizan la piel y roces que se atreven a intentar robarte el alma.

Modra se convirtió en el infierno vivo de lo que, alguna vez, fue el paraíso de los astrómanos; la consecuencia de la batalla ganada por el bando egoísta y la mano poderosa.

Durante los siguientes años a su decaída social y económica, la grieta se caracterizó por ser la ruta que nadie ansía cruzar y todos evitan siquiera nombrar. Los barcos eluden sus aguas turbias y los exploradores sus inestables puentes.

Separando las tierras de Crystalmond y Ulvernore, Modra se extiende de estrecho a estrecho. La comunicación entre la vida de la superficie y los tóxicos situados junto al infierno.

Lo que alguna vez fue un camino de tiendas coloridas con magia de todo tipo y criaturas amigables, hoy es la fuente de la hechicería prohibida, la cuna de los bandidos, vendedores de magia ilegal y criadores de monstruos que ningún libro de terror ha querido siquiera aludir.

Construída por manos desesperadas y determinación por sobrevivir, se caracteriza por sus inestables tiendas de madera colgando de los muros, telas improvisadas cubriendo los pocos rayos del sol que llegan a rozar sus paredes, humedad en cada posible esquina, moho subiendo por la piedra e incluso el constante ruido del agua en la parte baja chocando con las enormes rocas y amenazando con que un paso en falso puede llevarte al fondo del pozo y convertirte en un suspiro irreconocible en el aire.

Máquinas improvisadas, tóxicos de cañerías rotas, callejones desconocidos y pandillas que solo los modrianos saben que es mejor evitar cruzarse. Dirigida por un gobierno oligárquico y meritocrático, "la mano oculta", donde el más fuerte siempre es la cabeza y el más débil la carnada.

Naces con la mano de metal o el corazón de tejido humano, no esperes sobrevivir con ambas.

No existen muchas reglas allí abajo, pero sí enemigos fáciles y deudas que es mejor esquivar. Y aun así, el orgullo de sus raíces es una de sus más extrañas características.

Los modrianos odian a Modra, pero la defenderán con uñas y dientes si es necesario.

Después de todo, llamamos hogar a lo único que nos mantiene vivos, y para muchos habitantes de los suburbios, un estrecho sinónimo del infierno es, en realidad, una cobija del verdadero mundo de monstruos que habita arriba.

Y si hay alguien en el estrecho que conoce cada debilidad y fortaleza de Modra, ese es Enoran Omen, el imán de problemas y dueño de una de las sonrisas más buscadas en los suburbios.

Enoran sabe, quizás más por supervivencia que por habilidad, cada secreto escondido en las esquinas de Modra. Admiró el crecimiento del estrecho, vio pasar muchas revoluciones y anotó más de un nombre en el muro de los lamentos, dónde yacen las pérdidas.

Y esto nos lleva a la actualidad, un chico de veintiséis años, con el cabello rojizo cobre sujetado detrás de su cabeza y una habilidad entrenada para saltar de tejado en tejado, quien adora la amplitud de libertad que hay en una sombra y odia de sobremanera los lentos ascensores del estrecho. Fueron construidos por seguridad, pero estaba claro que carecían de rapidez, y Enoran odiaba pasar más de tres minutos parado en un mismo lugar con el suelo mojado y un constante traqueteo en tu cuerpo.

Miró los costados de la grieta, hizo bailar la bolsa de gemas que le dieron tras su exitosa venta en Ewha, la tierra de los viejos coleccionistas de objetos tan mágicos como ilegales, y la colgó en su cinturón de cuero antes de soltar un último suspiro. Cerró los ojos por petulancia y se dejó caer en el estrecho.

El hijo de la Escarcha [Libro 1]Where stories live. Discover now