5 - invitación cordial con segundas intenciones

24 3 0
                                    

Cuando el despertador suena ese bonito día, Luigi quiere lanzarlo por la ventana, y no porque lo haya despertado, no, si casi no había podido dormir por los nervios que tenía. Al menos no tenía clases, solo sus deberes en casa, le correspondía limpiar la planta inferior de la casa, a Mario la superior, además, era su turno de hacer el desayuno, así que, aunque estuviera protestando por no querer que el día avanzara ni un poco más tenía que cumplir con los deberes que hacían que la convivencia con su hermano fuera tan ideal.

—¡Buenos días!— Mario le saluda como si fuera el día más feliz de su vida, y sabe que es una manera de tratar de contagiarle ese ánimo, así que lo aprecia.

—Buenos días, Fratello— Responde al pasarle por al lado en dirección al baño, para realizar sus correspondientes actividades matutinas previas a todo el tema de ser productivo.

Una vez listo y aseado, procedió a ir a la cocina, donde Mario le esperaba para hacerle compañía mientras el cocinaba.

—¿Estás listo para hoy?— Mario, a diferencia de otros días, no utilizaba su temático color rojo, bueno, a excepción de la gorra como siempre, en ese momento utilizaba un color más pastel, cercano al rosa, probablemente un regalo de Peach en algún momento, ella siempre estaba dándole cosas a su novio, también horneaba postres seguido especiales para él, aunque considerando que tenía una pastelería esa otra opción no era tan raro pensar que constantemente haría cosas así para él.

—No, gracias por preguntar— Responde el menor mientras sostiene el asa de la sartén con una mano y la espátula con la otra al preparar huevo frito, en la otra sartén se hacían unas tiras de tocino para preparar ese típico desayuno americano que se veía en las películas.  

—No seas así, va a salir bien— Anima —Es simple, entrar al café, saludar, dar la invitación y salir, sin complicaciones, es muy sencillo.

—Solo que nunca le he hablado en el café, seguramente pensará que es algo extraño, además, ni siquiera es seguro que pueda sacar tiempo para ir a la fiesta de todos modos, tiene un trabajo que él dirige, así que seguro estará muy ocupado para cosas como estas.

—Pero tú no vas a desanimarte desde ya, y si no tiene tiempo al menos lo intentaste— Era casi costumbre tener que contrarrestar la negatividad de Luigi cuando se ponía muy nervioso, a Mario no le molestaba, aunque fuera algo agotador, sabía que su hermano lo necesitaba, su apoyo era invaluable y él estaba más que dispuesto a dárselo.

—Tienes razón— Admite el más alto.

—Como de costumbre— No tarda en acotar el mayor, lo que hace que Luigi ruede los ojos.

—En fin, ya está listo el desayuno— Anuncia mientras lo sirve en platos y los coloca en la mesa, uno frente a Mario, otro en frente de la silla donde va a sentarse.

—Solo tienes que tenerte un poco de fe— El hermano mayor insiste antes de tomar un bocado de su desayuno— Y sé que es un discurso super gastado pero al final existen más peces en el mar, inténtalo, y si no funciona ya te enamorarás otra vez en algún momento, eres una persona maravillosa, Luigi, de buen corazón y buenas intenciones, que no se te olvide, eso es lo más importante, saber que sin importar qué, eres muy valioso.

El menor no respondió de forma verbal, pero intentaba no sonreír y no llorar con esas palabras tan bonitas, que tenían tanta razón a pesar de que le costara creerlo. Él era especial, seguiría siendo especial incluso si aquel amor no estaba interesado en él, porque lo que otros pensaran no le definía.

Al final, fue eso lo que le llenó de motivación para continuar su día hasta que finalmente fue hora de dirigirse a la cafetería por su muy acostumbrado café espresso de todos los días. Y tal como cada día, allí estaba Boo, su teléfono apoyado en su oreja mientras tomaba el té de la tarde, aquel lugar tenía una variedad muy buena a pesar de estar especializados en el café, y parecía que el sofisticado hombre lo disfrutaba.

BAD LIAR [ Human!AU ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora