De pronto, aquel general que había asistido a aquella reunión sumamente reacio y con el ceño fruncido, relajó su expresión. Pudo corroborar lo que aquel oficial le había dicho antes sobre los rumores esparcidos por todo el imperio, al menos cuando se trataba de la belleza de aquel famoso General.

- Mi rey.- El oficial que lo acompañaba hizo una reverencia.- El general del estado del Norte está aquí.

- El general Li saluda a su majestad.- El hombre hizo una reverencia.

- Bienvenido General.- Zhan se levantó de su asiento.- Llega en buen momento. Estamos repasando las estrategias que utilizaremos para contener al enemigo.

- He oído mucho sobre usted.- Examinó al pelinegro frente a él.

- Espero que sean cosas buenas.- Arqueo una ceja.- Aunque puedo estar seguro que si son cosas buenas.- Sus palabras provocaron la risa de los presnetes.

- Por lo que veo muestro rey tiene un gran ego.- Sonrió con ironía.

- Mucho más grande que yo.- Dibujó media sonrisa.- Tan inmenso que no cabe dentro de mí.

- Espero que eso se demuestre en el campo de batalla.

- No sólo lo demostraré.- Mostró una gran sonrisa.- Haré que crezca aún más gracias a mi nueva victoria.- Levantó su mano y apuntó a uno de los asientos.- Por favor, sea bienvenido.

- Gracias.- El hombre caminó hacia su asiento en silencio. Con ese poco intercambio de palabras supo inmediatamente que el tratar de medir fuerzas con aquel omega, incluso con palabras, sería algo inútil.

.............

- ¿Tienes que ir a la guerra?.- El joven príncipe formó un puchero.

- Mi lugar es junto a mi maestro.- Shaham bajó la mirada al rostro del más joven.

- ¿Si te pido que te quedes y cuides de mi lo harías?

- No pienso abandonar a mi maestro. Eso es algo que jamás haré.

- Mi hermano no estará, mi cuñado tampoco y tu también te irás.- Se mostró inquieto.- ¿Y si de nuevo intentan lastimarme? ¿No podrías quedarte?

- Nadie te va a lastimar. Tu hermano ya hizo los arreglos para mantenerte seguro junto a la emperatriz y la emperatriz madre.

- Pero...

- Fui formado para proteger y acompañar a mi maestro. Juré serle fiel y seguirlo hasta la muerte si es necesario y eso no va a cambiar por nada...ni por nadie.- Se quedó viéndolo.

- Bien...- Su voz se quebró.- Lamento haberte pedido eso a sabiendas de lo leal que eres. De todas formas.- Sonrió con tristeza.- No soy alguien a quien debas proteger.- Estaba a punto de alejarse cuando el persa tomó su muñeca.

- Si eres alguien a quien debo proteger.- Su voz era baja, aún así podía escucharse a través de su máscara.- No me gustaría que te lastimaras pero debes entender que mi lealtad está con mi maestro. No porque sea mi amo o porque yo le pertenezca, sino porque para mí él es más que un familiar.

- Entiendo.- Asintió cabizbajo.

- Tu hermano ya se encargó de tu seguridad.- Se aclaró la garganta.- Yo lo ayudé, así que comportate y espera pacientemente a que todo termine. No hagas que los demás se preocupen, eso es molesto.

- Está bien.- Sonrió.- Ya que mañana marchan al frente. ¿Podrías venir esta noche a mi palacio?

- ¿Para qué?.- Frunció el ceño.- ¿Vendrás?.- Volvió a sonreir.

Yizhan.Where stories live. Discover now