— ¡A comer! — gritó la chica en felicidad.

Los tres se sentaron juntos, cenaron pasta, y Derek se encontró a sí mismo hablando con Isaac sobre la escuela, mientras Celine los observaba feliz por verlos compartir aquel momento.

— ¡Derek no le digas eso! — gritó la chica, indignada — Isaac, no lo escuches, no debes escaparte de las materias que no te gustan.

Isaac río con fuerza, y aunque el mayor trató de disimularlo un poco más, Celine pudo observar cómo reía.

— Hazme caso — habló Derek, por primera vez en mucho tiempo, sin la seriedad que lo caracterizaba — Esa puerta trasera en la parte vieja de la escuela… es el mejor escondite.

Celine bufó, aunque no estaba realmente enojada, jamás podría estarlo con aquellos dos hombres.
Así pasó el resto de la cena, e inclusive comieron postre, una rica tarta de manzanas, la favorita de Isaac.

(...)

Derek había pasado la mejor noche de su vida, y se fue a la cama feliz al saber que tenía a la mujer de su vida a su lado.

El ambiente era de paz pura, los dos abrazados en su habitación, con Isaac durmiendo donde debería estar Peter, pero Celine se encargó de que el hombre no molestara.

Derek gruñó entre sueños ante la molestia, y cuando por fin abrió sus ojos, casi salta sobre la yugular de Isaac, de no ser porque reaccionó a tiempo. El rubio, más dormido que despierto, estaba tratando de meterse en su cama, como si se tratara de un niño pequeño. Un niño pequeño que media casi dos metros.

— Isaac — llamó el mayor, cabreado — ¿Qué rayos haces?

— Tuve una pesadilla.

Celine despertó cuando sintió los movimientos en la cama. Cuando sus ojos se abrieron, descubrió que eran Isaac y Derek peleando por acostarse.

— ¿Qué está pasando? Son las dos de la madrugada.

— Tuve una pesadilla — habla Isaac.

Derek rodó los ojos.

— Ya estas grande para esto — se quejó el mayor.

— No me importa.

Celine suspiró. Era como vivir con dos niños.

— Bien, Derek, haz un espacio para Isaac.

El rubio sonrió triunfante y rápidamente buscó su lugar al lado de la castaña, abrazándola pese a los gruñidos del azabache.

— Siempre dormimos abrazados — se quejó el mayor entre susurros.

Derek terminó por acomodarse al lado de Isaac. Ahora ambos mayores cuidaban al rubio, que estaba en medio.
Esa era una posición en la que jamás se hubiera imaginado a sí mismo.

— Bien, ahora a dormir los tres — mandó la castaña.

Unos minutos pasaron y solo eso bastó para que Isaac entre en un estado de ensoñación, ahora sí, sin pesadillas.

— Buenas noches cachorro…

Celine susurró a la vez que dejaba un beso casto en su frente, y miró a Derek para que él saludaba al adolescente también.

El azabache bufó, pero también terminó por desearle dulces sueños al adolescente que Celine había decidido adoptar.

— Buenas noches, Isaac.

El rubio se acurrucó en el pecho de Celine, utilizando los latidos de su corazón como somníferos.

— Buenas noches… — un bostezo lo interrumpió a sí mismo, y su voz bajó al decir las siguientes palabras — Papá, buenas noches mamá…

I KNOW PLACES | Derek Hale Where stories live. Discover now