Epílogo

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- Despídete de los chicos - 


Dos meses después...

Aneu

Hoy es el día.

El día en el que por fin le muestre a mi novio un cachito de mi alma y de mi pasión más grande.

Hoy Malik escuchara la canción que compuse basándome en una estrofa de uno de sus poemas... y mentiría si dijera que no estoy nerviosa, porque lo cierto es que estoy a nada de suspender nuestra cita del día de hoy.

Ahora que habíamos entrado en la universidad, no nos veíamos tan seguido como antes, pero eso no había sido un problema, porque seguíamos hablando por medio de videollamadas - en ocasiones recordábamos nuestras andadas pasadas... ejem... ya saben a qué me refiero - y teniendo citas al menos dos veces por semana. Las cosas entre ambos no podrían ir mejor, por eso es que estaba decidida a hacer lo que tenía planeado para él.

Acordamos que nos veríamos en el parque para una cita al aire libre, y aunque Malik quería pasar por mi y venirnos juntos a la cita, lo tuve que convencer de que no, porque de ser así no podría darle la sorpresa que quería, fue algo difícil de convencer, pero al final lo logré. Actualmente me encuentro retorciendome las manos de los nervios y caminando de un lado a otro mientras lo espero.

Cuando lo veo caminando a lo lejos, me obligó a tomar una profunda respiración y mantener la calma. Me repito a mi misma el matra "tu puedes, no la vas a cagar" y cuando creo que estoy lo suficientemente mentalizada para hacerle frente, tomo mi violín. Justo cuando me posiciono para tocar la canción, Malik se detiene a unos pasos frente mío, con una mirada curiosa y el ceño fruncido, que desaparece de mi campo de visión tan pronto como cierro los ojos.

—Aneu ¿qué se supo...?

—Solo calla y escucha. —Lo corté y después de ello no dijo nada.

Inspire hondo antes de empezar y sonreí cuando mis dedos cobraron vida en mi instrumento, tocando una suave melodía que daría inicio a la canción. Tan pronto como comencé, me dejé llevar por el ritmo y cuando llegó la parte donde tenía que cantar, lo hice sin temor a nada.

Dejé que mi pasión por la música me guiara y dejé a mi cuerpo mecerse conforme tocaba el compás de la melodía.

No abrí los ojos, al menos no hasta que estuve en la recta final de la canción, y a pesar de que me aterraba encontrarme a Malik con una mueca de disgusto, mis miedos e inseguridades pasaron a segundo plano cuando finalmente me atreví a observarlo.

Mi corazón se aceleró y dio un vuelco al verlo con los ojos brillosos que desprendían orgullo y admiración. La suave y linda sonrisa que se plasmaba en su cara era todo lo que necesitaba para sonreír de igual manera y cantar con mayor seguridad.

Toqué las últimas notas bajando poco a poco el sonido y al terminar, suspiré y sonreí satisfecha de lo que había hecho. Recargué el violín en el árbol frondoso que se encontraba a mi espalda y luego de ello me volteé para ir directamente donde se encontraba mi novio, quien hasta el momento no había dicho ninguna palabra. Me detuve frente a él y su mirada escrutadora que me ponía inquieta.

—¿Y... qué...? —aclaré mi garganta —¿Qué te pareció? —pregunté con nerviosismo.

—¿Qué me pareció? ¿Es en serio esa pregunta absurda? —dijo incrédulo. Tragué saliva y me retorcí los dedos debido a la ansiedad de no saber si le había gustado o no.

—Si, digo, ¿te gusto? —bufó y me encogí internamente.

—No me gusto Aneu. —abrí mucho los ojos a lo que él se rió y me atrajo hacia su cuerpo para besarme, estaba tan aturdida que no supe como reaccionar—. Me fascino, me encanto, la ame y todos los adjetivos positivos que se te ocurran pensar los sentí al escucharte tocar. —susurró contra mis labios y toda la tensión de mi cuerpo que tenía acumulada se esfumó al escucharlo.

SintonizadosWhere stories live. Discover now