Capítulo VI

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El intelecto y la lujuria son la clave de la felicidad


Malik

Era trece de abril y hoy viajaríamos hacia Los Ángeles por las competencias de intelecto matemático entre las escuelas, este año, el instituto anfitrión era el ganador del año pasado, es decir, la escuela Hamilton.

La directora, como siempre, había seleccionado a los mejores alumnos y nos había anotado en una categoría específica. Entre los escogidos estaban: Aneu, en el apartado de aritmética, Demian en geometría y yo en la categoría de álgebra. Al final, la escuela que ganara más categorías sería la ganadora de la olimpiada.

Una semana antes, nos habíamos estado preparando para este evento, y ahora nos encontrábamos a punto de abordar el camión que nos llevaría hacia Los Ángeles, recorriendo un largo camino de nueve o diez horas.

Veo de reojo como la odiosa se despide de sus padres y luego sube al autobús. Volteo hacia mi familia y les sonrío.

—Te voy a extrañar mucho nito mayor. —río y abrazo a la enana de mi hermana.

—Yo a ti, pero recuerda que solo me iré por unos días, estoy seguro que puedes sobrevivir muy bien todo ese tiempo sin mi. —revuelvo su cabello rojizo y le doy un beso en la mejilla.

—Me traes algo. —sonrío y asiento.

—Si tengo tiempo, lo haré.

—Promételo. —le enseñó la palma de mi mano.

—Lo prometo. —ella niega insatisfecha.

—No-oh, con el pinky promise. —me río por lo bajo de sus ocurrencias, pero hago lo que me pide, me pongo de cuclillas y estiro mi dedo meñique complaciendola.

Entrelaza su pequeño dedo con el mio y ríe emocionada y feliz.

—Prometo traerte algo si me da tiempo. —asiente y me abraza de nuevo.

—Te quiero.

—Yo te quiero más a ti, pulga.

Me separo de ella y me despido de mis padres. Luego de que mi mamá me hiciera mil preguntas asegurándose de que llevara todo en la maleta y me diera mil y un advertencias, me abraza y me da un beso en la mejilla.

—Manténme informada cuando llegues, ¿si? —asiento y beso su frente.

—Sabes que si. —acaricia mi mejilla y se separa de mi.

—Adiós Patrick. —digo acercándome hacia mi padrastro, frunce el ceño.

—Cuál "Adiós Patrick" ven y abrazame muchacho. —río y le doy un pequeño abrazo.

—Cuídate hijo, —algo en mi interior se removió al escuchar esa palabra, creo que nunca me acostumbraría a ella —y no hagas estupideces. —me encojo de hombros.

—No prometo nada.

Subo al autobús luego de despedirme de todos y escaneo los asientos, cuando doy con la persona que buscaba, me acerco a ella y me dejo caer en el asiento de al lado.

Voltea a verme y frunce el ceño.

—¿Por qué te sentaste aquí?

—Porque quise, ¿esperabas a alguien más?

—No.

—Bien, entonces no hay problema.

—La niña pelirroja ¿es tu hermanita? —acomodo mis gafas.

SintonizadosWhere stories live. Discover now