❧ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕴𝖃 ❧

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Todos los presentes estaban atentos ante el pequeño discurso del reverendo. Todo se había organizado bajo la autoridad de la iglesia católica, tal y como Onur, lo había establecido para su nieta. Los familiares de ambas partes estaban emocionados, incluso alguno estaba reprimiendo las ganas intensas de llorar ante algo tan hermoso.

-Kürt Atasay, ¿acepta a Eda Yildiz como su legítima esposa y promete cuidarla y respetarla hasta el fin de sus días?

-Si, acepto.—sonrió con nerviosismo mientras sujetaba las manos de ella.

-Eda Yildiz, ¿acepta a Kürt Atasay como su legítimo esposo y promete cuidarlo y respetarlo hasta el fin de sus días?

-Yo...

-¡Detengan la ceremonia!—una niebla espesa y frondosa comenzó a salir de entre los árboles nublando la vista de todos.

-No puede ser...—Selin se agarró al brazo de Kaan con temor.

‐Tranquila Selin. No pasará nada.

-Ven aquí tesoro.—Semiha tomó en sus brazos a la pequeña Luna que rápidamente escondió su rostro para no ver nada.

-¡¿Serkan?!—exclamó asombrada al verlo.—Dios mío, ¿cuándo se dará por vencido?—murmuró para sus adentros.

-¿Pensaban que me perdería este gran acontecimiento?—caminó con paso decidido ante el altar sacudiendo su larga túnica negra.

-Eda, debes irte.—Kürt la tomó del brazo intentando apartarla del lugar.

-No Kürt. Esta vez no.—se colocó delante de él y espero que el Strigoi avanzara lo suficientemente como para encararlo.—¡Detente Serkan Bolat! ¡Ya basta! ¡Acaba con tu maldita obsesión conmigo!

-Silencio.—alzó la mano y con su poder la dejó muda.

-¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Aquí no eres bienvenido!—Kürt gruñó con fuerza.

‐¡Retráctate ahora mismo y déjala!—ordenó.

-¡Jamás, Serkan Bolat!

La niebla del suelo, avanzó con rapidez hacia el lobo envolviéndolo de pies a cabeza sin dejarle escapatoria alguna. Bajo el poder de la oscuridad, quedó totalmente inmóvil cuando el ambiente se aclaró, dejando a todos los presentes con una expresión de terror y asombro a la vez.

-¡Ella es de mi propiedad!—la tomó con fuerza y se la echó al hombro sin importarle los golpes que estaba recibiendo en su espalda.—¡No voy a dejar que me roben a lo más preciado que tengo!—sacó sus colmillos y sus ojos se llenaron de ira y odio.—¡Quién ose tener el valor de arrebatarmela tendrá una muerte lenta y dolorosa!—desapareció ante los ojos de todos dejando un fuerte hedor a pudrición. Signo de que la maldad había estado allí.


 Signo de que la maldad había estado allí

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𝕊𝔼𝔻 𝔻𝔼 𝕋𝕀 》𝑬𝑫𝑺𝑬𝑹Where stories live. Discover now