Bienvenida a la familia

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—Te buscan allá abajo— agregó Sasuke a manera resumida sobre los nueve encuentros que había evadido y por lo que, en venganza, no iba a devolverle el cambio de las bebidas.

—Yo di mi propuesta, ellos no la aceptaron, y eligieron dejar a Emi-san a cargo, se salió del presupuesto, no es mi problema ahora.

—De todos modos, vas a terminar haciéndolo, aunque al final no asistas al baile.

Y eso no fue una amenaza ni parecido, solo una apática y escueta observación sobre el carácter del mayor, que no se molestó en negar.

—Voy a ir— respondió momentos después Itachi sin darle una importancia real, su hermano no pudo ocultar la sonrisa de medio lado con el escepticismo marcado en ella.

—¡Buenos días, Sasuke-kun!

El aludido levantó la mirada solo unos instantes sin ánimos para hacer la observación de que pasaban de las doce por lo que ya no eran "días" sino "tardes", y con el popote en la boca no emitió más que un gruñido por respuesta, lo que por sí mismo era todo un gesto de amabilidad y cortesía viniendo de su parte. La chica recién llegada así lo percibió y levantó las manos para aceptar el vaso que le ofrecía Itachi.

—Gracias.

—Gracias a ti, Sakura-san, lidiar con Emi-san no es algo que yo pueda hacer.

Sasuke bufó y se hizo a un lado tras ese comentario que le pareció ridículo en voz de su "perfecto" hermano, pero se reservó la opinión y sin sacarse el popote de la boca solo se cruzó de brazos esperando que terminara el intercambio de cumplidos, incluyendo el del "agradable" olor del cabello rosa de la chica lo que no hizo otra cosa más que sonrojarla. Movió la cabeza de un lado a otro sin controlar del todo la contracción de cejas.

—No tengo todo el día, tengo una práctica ¿Recuerdas?

Itachi desvió la mirada que había mantenido en Sakura para dirigirla a su hermano, solo asintió y caminando al frente los guio a donde aguardaba el comité organizador al borde de una crisis.

Los tres entraron al gimnasio que estaba en proceso de transformación a salón de baile, las luces empezaban a ser instaladas con todos los aditamentos estructurales pertinentes, saltaron algunos gruesos cables haciendo figuras abstractas en el suelo y antes de que se les lanzaran encima todos los presentes, Itachi se aclaró la garganta, recibiendo con eso un silencio casi absoluto junto con la parálisis de actividades.

—Ella es Haruno Sakura, su padre es el dueño de un negocio de catering y se ha ofrecido a hacer un sustancial descuento para el banquete, como favor especial, con lo que podremos disminuir ese excedente del presupuesto.

Los ojos negros de Emi brillaron por una desbordada emoción y en gesto de gratitud tomó las manos de una apenada Sakura asegurándole que, por eso, ella sin duda sería la reina de su generación así ella misma debiera de intervenir.

Casi chocando la palma de la mano contra su frente, Sasuke dio media vuelta caminando a pasos cortos sin rumbo alguno, no pudiendo creer que hubiera sido convencido de ayudar en semejante estupidez, o peor aún, que Itachi fuera parte de ello. Realmente nunca lo había vislumbrado como rey del baile ¡Nunca! Ni en el más bizarro de sus sueños podía concebir la apática persona de él en medio de una pista recibiendo la luz y su corona... ya estaba yendo demasiado lejos, ni siquiera se había presentado como candidato para esa ridiculez escolar, de cualquier forma...

—¡Sasuke-kun!

El grito de Sakura lo sobresaltó. Por vez primera desde que había empezado a tomarse su bebida soltó el popote y el vaso cayó, los hielos se dispersaron perdiéndose entre los cables. Itachi también gritó, pero a él lo escuchó demasiado lejos, como si se alejara rápidamente. La luz del gimnasio se apagó, un eco metálico lo rodeó completamente y cristales, muchos cristales haciéndose añicos.

Bienvenida a la familiaWhere stories live. Discover now