—Sabe bueno —digo con la boca llena.

—Lo dudo.

Acerco la cuchara a su boca, pero este se echa para atrás.

—Abre —insisto.

—¿Qué es? —Pregunta más que nada para confirmar.

—Mantequilla de maní

Arruga el ceño.

—¿Y te la comes así?

Asiento.

—O a veces con pan, o arepa.

—Pero... —meto la cuchara sin previo aviso a su boca.

Emocionada, espero atenta a su reacción.

La traga lentamente.

—Sabe bueno, ¿no?

Se encoge de hombros.

—Sabe mejor el arequipe.

Entrecierro los ojos.

—Los dos saben bien —analizo—. De hecho, empecé a comer esto porque lo confundí con el arequipe. Al final me terminó gustando.

—No está tan mal —confiesa—. Solo que a lo último asquea un poco.

Le doy la razón.

—Más que nada porque lo comes solo. ¿Quieres con pan?

Niega apenado.

—Debo irme ya.

—Oh, vale —sonrío.

Dejo la mantequilla en el mesón y voy hasta la sala.

Evelyn sonríe al vernos.

—Ya nos vamos —anuncia el moreno.

Hace un puchero.

—¿Te ayudo a recoger? —Se ofrece él.

Niego. Que lo haga, implica subir a mi habitación.

—¿Me los puedo llevar? —Pregunta la menor, señalando los dibujos.

—Claro

Los toma y se dirige a la salida.

Ella se despide con un abrazo y Jayden me da un asentimiento con la cabeza.

—Nos vemos. —Agita su pequeña mano.

Voy hasta la cocina y me como lo poco que queda que queda en la cuchara.

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Jueves.

—No vayas a venir —estornudo—. No quiero contagiarte la gripe, Daniel. Sabes que si yo falto, tú me pasas los apuntes, pero, si tú lo haces, quedamos varados los dos.

—Vale —se resigna—, pero alimentate bien.

—Claro —me meto una cucharada de mantequilla de maní a la boca.

—¿Cómo es que te enfermaste? —Pregunta

Me encojo de hombros aunque no pueda verme.

—Ayer vino Jayden, pero dudo que la haya pegado solo por estornudar... ay, no.

Me toco la boca en un movimiento involuntario.

—Ay, no —repito—. ¡Comimos de la misma cuchara!

—¿Ah?

—Ya, déjalo, me enfermé por idiota.

Ríe.

A pesar de todoDär berättelser lever. Upptäck nu