》𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐝ó𝐬《

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 →𝐁𝐚𝐫𝐜𝐞𝐥𝐨𝐧𝐚, 𝐄𝐬𝐩𝐚ñ𝐚. 𝟏𝟎 𝐝𝐞 𝐉𝐮𝐥𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟐.

El tiempo que había estado separada de Héctor le había servido para comprender lo que se podía echar de menos a una persona. Estaba conduciendo hasta el aeropuerto, y estaba nerviosa por volver a verle después de las casi dos semanas que habían pasado desde que él se había ido a Londres.

Cuando llegó al lugar que ella deseaba, aparcó como buenamente pudo y se adentró a paso rápido en el edificio.

—¡Lo siento! —dijo al chocarse con una chica. Estaba tan emocionada que ni siquiera se giró para mirarla, ya que sus ojos seguían al frente para ver si veía a Héctor. Hasta que le localizó, y sonrió antes de correr a abrazarle. Cuando estuvo a su altura, Bellerín la recibió con los brazos abiertos. Edén enredó sus piernas en la cintura de su chico.

—¿Pero y estas muestras de amor?

—Oh, cállate —la rubia rió y le dio un beso en los labios—. Te he echado mucho de menos.

—Y yo a ti también, amor —nuevamente la besó.

—Lo tengo todo pensado para esta noche —comentó la malagueña cuando sus pies tocaron el suelo.

—A ver, sorpréndeme.

—Primero cenamos en casa —en casa. Aquellas palabras hicieron sonreír al catalán—. Hay que ahorrar en esta vida. Y después hemos quedado con los chicos para irnos de fiesta.

—¿Y...?

—Y prometo controlar con el alcohol, de verdad.

—Así me gusta. ¿Qué más hay planeado?

—Eso solamente. Disfrutar y pasarlo bien, poco más.

—Bueno, me sirve —salieron del aeropuerto, y se montaron en el coche de la malagueña—. ¿Tú cómo has estado estos días?

—He estado bien. Gala ha sido mi mayor entretenimiento y he tenido un par de entrevistas de trabajo.

—¿Y qué tal? Vamos, ponme al día —Edén rió una vez que arrancó el coche.

—Me han contratado para trabajar en un estudio.

—Te dije que lo harían —la rubia sonrió.

—Gracias por confiar en mi.

—¿Acaso dudabas de eso? —el chico agarró su mano—. Ahora lo único que falta es solucionar lo mío.

—¿Te imaginas que he conseguido trabajo para nada? Ya me jodería.

—No pienses en eso. De momento vamos a centrarnos en disfrutar esta noche.

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Música, alcohol, multitud de gente y sudor. Eso era lo que envolvía a Edén aquella noche.

—Queda demostrado que a esos cinco no les hace falta alcohol en vena —comentó Gala al ver a Saúl, Koke, Marcelo, Gavi y Pedri cantar y bailar Una vaina loca, de Fuego.

—Es un temazo, hasta yo lo bailaría —dijo Héctor.

—El reggaetón de antes era otro rollo. A mi me ponen aquí Gasolina o Purpurina y me desconozco completamente —en ese momento, cambiaron la canción—. ¡Esto sí que es un temazo!

—No he escuchado esto en mi vida —dijo Bellerín.

—Normal, acaba de salir —explicó su novia.

Llega al club con el combo, rápido la vi lejos, se pintaba los labios y la copa como espejo. Se acercó poco a poco y yo queriendo que me baile, luego me dijo "Vamos, que te enseño Buenos Aire"

—¿Te lo estás pasando bien?

—La verdad es que sí, muy bien —Edén enredó sus brazos alrededor del cuello de Héctor mientras la canción seguía sonando—. Sobretodo si estás tú.

—Qué bonito eso que me dices.

—Pues esto te va a gustar más, escucha —el chico puso atención a la canción—. Quédate que las noches sin ti duelen. Tengo en la mente las pose' y todos los gemido', ¡que ya no quiero nada que no sea contigo! —al igual que Gala estaba haciendo con Ferran, Edén también se la estaba dedicando a Bellerín.

—Le has cogido el gusto a dedicarme canciones.

—Y lo haré con todas las que pueda —ambos sonrieron, y el catalán cortó la distancia entre ellos para poder besarla—. Te quiero mucho.

—Yo a ti más —de nuevo se besaron. Se sentían completos cuando estaban juntos.

—¡Que alguien me diga que os lo habéis cantado a centímetros de la boca, por favor! —exclamó Pedri cuando estuvo delante de ellos.

—¡Chaval, cálmate!

—¡Lo hemos hecho, tranquilo!

—¡Qué emoción! —Edén rió ante el entusiasmo de su amigo, y se separó de su novio para abrazarle.

—¿Sabéis una cosa? —Gavi les abrazó por los hombros, y Eric, Ferran y Gala se acercaron a ellos—. Lo que menos me imaginaba era hacerme amigo de dos chavalas totalmente randoms que iba a conocer después de un partido, e irnos de fiesta.

—¿Algún problema con eso, Gavira?

—¡Que no me llames así, Gala! —la chica soltó una carcajada—. El caso, que os quiero mucho.

—¡Oh, se nos pone sentimental el pequeño! Eso es porque lleva el puntito del alcohol —exclamó Eric, logrando la risa de sus amigos—. Y es una pena que no esté Noa.

—Iremos a verla a Turquía, no os preocupéis por eso —dijo Ferran.

—Como está al lado y esas cosas, ¿sabes?

—El otro día fui a ver a mi madre y a mi hermano —dijo Edén. Tras hablarlo con Héctor y darle muchas vueltas, pensó que la mejor opción era decirle la verdad a sus amigos.

—¿Y bien?

—Fue... Fue muy liberador. Desde que lo hice he notado que no cargo tanto peso, y mentalmente me ha venido muy bien. Lo necesitaba, necesitaba despedirme de ellos después de tanto tiempo.

—¡Estamos orgullosos de ti! —Pedri le dio un beso en la frente.

—Si quieres la próxima vez que vayas, podemos ir contigo y hacer de apoyo moral —Edén rió ante las palabras de Ferran.

—Sois los mejores, ¿lo sabéis?

—Algo me han dicho, sí —comentó Gala con una sonrisa—. Y yo apoyo su idea. Vamos a ir contigo y no quiero un no por respuesta.

—Y yo no voy a ser la que lo discuta, señora.

—Así me gusta.

La noche siguió su curso. Tras hablar, bailar y cantar junto a Marcelo, Koke y Saúl, acompañada de los demás claramente, se sentó en uno de los sillones que había en el reservado. Sonrió al ver lo bien acompañada que estaba, y pensó en lo afortunada que era porque ese grupo de gente se hubiese cruzado en su camino. Sobretodo porque él no la juzgase por su pasado, y que la queriese tal y como era.

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Edén ||Héctor Bellerín|| Where stories live. Discover now