13. ¿Contradicciones?

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Cada Que... --- Belanova.

Jimena.

Al día de hoy, ya pasaron dos meses en los que viví esa jodida fantasía, entre los brazos de Santiago. Sí, he contado cada uno de los días, con la jodida esperanza de olvidarme por completo de ese momento de debilidad. Sé que suena ridículo y hasta contradictorio, pero todo cambio ese día.

Y las contradicciones vuelven, dado que deseo con toda el alma regresar el tiempo y nunca salir de ese preciso instante. Y es que, no logro siquiera sacarme de la cabeza su maldita sonrisa, la cual estaba llena de ternura y hasta podría jurar que alguna pizca de amor, algo que nunca he recibido.

Esta revolución de sentimientos me sacude y causa un maldito escalofrío me recorre el cuerpo por completo, al tiempo que siento una bonita calidez en el corazón, que late con fuerza como si hubiera corrido un maratón.

Soy honesta al decir que mi vida no tenía sentido, hasta que él llego y con ello, un pequeño camino de luz entre tanta oscuridad la cual, poco a poco me robaba un pedacito de alma. Y, ahora sonrió como estúpida, al recordar su risa, considerándolo el sonido más hermoso que he escuchado jamás.

Una parte de mí (supongo que la parte sensata y razonable) reconoce que solo me hago jodidas ilusiones con alguien que solo fue amable conmigo. Esto me deja al borde de la locura. Tal vez el puto anhelo de llevar una vida normal, sea el causante de este desastre, en el que me encuentro envuelta.

Suelto un suspiro, que se encuentra cargado de incertidumbre y desesperanza, en vista que todos los puntos convergen en un mismo lugar: solo es una jodida ilusión, a la cual quiero aferrarme con uñas y dientes, a sabiendas que es el único sitio en donde puedo encontrar, aunque sea una mísera e insignificante luz.

Cierro los ojos y permito que lágrimas gruesas mojen mis mejillas. Ahora me encuentro en un mar de contradicciones, que me impiden ver la realidad. Hasta tiemblo por la frustración, dado que no sé qué demonios hacer.

— ¿Estás bien?

No sé el origen de esa voz, solo sé que estoy de pie en medio de la "cocina". Supongo que este bucle interminable me tiene un estado de letargo y con ello, parezco un puto zombie que deambula por el local, en vista que soy ajena, a todo lo que sucede alrededor.

Con cuidado, trago de vuelta todos mis pensamientos, dándome cuenta al instante que lo único que ronda en mi mente, es él. Sus bonitos rizos de color café, sus mejillas un tanto regordetas, su piel clara como si fuera una deliciosa mezcla de leche con chocolate y que decir de esos hermosos iris, llenos de paz y tranquilidad.

« ¡Chingada madre! No puedo sacarte de mi cabeza. Aunque, tampoco es como si quisiera hacerlo». Y esto es cierto, debido a que su recuerdo me ha ayudado a sobrellevar de mejor manera, la tortura, a manos de esos hijos de su puta madre.

Al abrir los ojos, la primera persona que entra en el campo de visión es Diana, quien me observa con cierta preocupación en sus bonitos iris azules. Al cabo de algunos segundos y después de morderme un poco los labios, decido contarle lo acontecido con Santiago, en vista que no quiero tener secretos con ella. Por otro lado, si no le hablo de esto con alguien, creo que explotaré, a causa de la presión que llevo sobre los hombros y que me carcome la cabeza, a cada segundo.

Entonces, con lujo de detalle (supongo que también exagero algunas cosas), me siento importante al hacerla participe de esta fantasía.

Al finalizar, el silencio nos inunda por completo, al grado en que siento un estremecimiento que me hace temblar, debido a que su raíz se instaló en mi columna vertebral desestabilizándome por completo.

Sin distinción.Where stories live. Discover now