Juegos de Poder 🔞 (Shanks x Lectora)

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La gerenta suspiró pesadamente y miró con rabia hacia afuera, observando por los gigantescos ventanales de la oficina. Apretaba los dientes a la vez que pensaba en por qué quería se molestaba tanto para verla de nuevo. Cada año, por lo menos una vez, intentaba reunirse con ella.

Él sabía perfectamente que ella no quería verlo ni en sus sueños, sin embargo, ahí estaba, insistiendo nuevamente.

—Bien, dile que asistiré, luego me envías los detalles, ¿bien? —T/N estaba hastiada, pero era su deber como gerenta y, si él persistía con las invitaciones, ya no estaría forcejeando para no ir como una niña caprichosa. Enfrentaría la situación como adulta— Tú vendrás conmigo, Rebecca —sonrió falsamente.

Rebecca asintió y se marchó, haciendo que todo el ambiente, con los jefes sobre el mesón junto a la gerenta, se relaje de aquella tensión del momento. Se escuchaban suspiros y se tendían miradas los unos a los otros. Sabían que ella intentaría continuar la reunión como si nada, pero que ya no se encontraba de buen humor.

Por su parte, Rebecca abandonaba la sala de reuniones cerrando la puerta tras de sí y largando por la boca un sonoro suspiro y destensando, por fin, sus hombros.

Fue a paso raudo hacia donde se encontraban los cubículos de sus compañeros de oficina y allí se desplomó con los brazos sobre uno de los escritorios.

—Rebecca, ¿estás bien? —preguntó Helmeppo, asomándose sobre su cubículo, un tanto preocupado de verla así.

—Casi. ¿Ustedes saben qué pasó entre Akagami y la directora? —preguntó resignada.

—Ah, sí. Se odian desde siempre —dijo Cavendish sin dejar de teclear en su computadora— En realidad, creo que la directora lo odia a él —reformuló.

—¿Qué? ¿Saben por qué?

Helmeppo hizo un gesto con la mano indicándole a Rebecca que se acerque hacia él y ocultaba la boca con una mano. Comenzó a hablar por lo bajo.

—El jefe Akainu nos contó una vez que, en realidad, tanto Akagami como ella comenzaron de aprendices aquí en la oficina y luego lo llamaron a éste para trabajar en la empresa donde está actualmente de gerente —comentó Helmeppo entre susurros—. Al parecer, desde el principio no se llevaban bien; al menos, eso dice él. Yo creo que había algo más, pero, en sí, lo que Akainu contó es lo único que sabemos, y llevamos aquí unos tres años.

Rebecca apenas llevaba unos días de aprendiz cuando ya la habían asignado como la secretaria de la gerenta de la empresa. Este puesto no era para nada fácil, dado que tocaba acompañar a quien encabeza la segunda sede de una de las más renombradas marca de perfumes y ropa del país. Rebecca pensó que era un empleo soñado y el ambiente en general era todo lo que quería y más, pero nunca, en sus dos meses de trabajo, la había visto a la directora actuar de manera tan caprichosa.

Era una mujer joven, de unos 35 años, por lo que llevaba el puesto con bastante liviandad. Pero ese día parecía haberse transformado.

~

Rebecca estaba al lado de la puerta de la oficina de la directora. Allí dentro, esperaba pacientemente de pie a que T/N le dijera cómo proseguir antes de salir.

—¿Llevas las carpetas que dejé anoche en tu escritorio? —preguntó T/N mientras revisaba su computadora, dándole una fugaz mirada a la muchacha.

—S-sí, señora Grumberg —contestó exaltada por escuchar cómo su voz cortaba ese silencio tan ensordecedor que se extendía por la sala.

Ambas estaban nerviosas, pero la directora lo mostraba de una manera más sutil. Más bien parecía estar irritada. Rebecca, en cambio, parecía un pequeño cordero que llevarían al matadero. Poco más y temblaba.

One Piece / One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora