Eri no recuerda nada de sus verdaderos padres, la poca información que recuerda es que su madre le abandono y su padre falleció por culpa de su don.
Lastimosamente no ha tenido una familia como desearía tener, pero Eri descubrirá algo que realmente...
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≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪ Capítulo 8
♪Angels Like You♪
Iniciamos... ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
Las semanas había pasado, el tiempo parecía tan corto para madre e hija, quienes habían estado disfrutando de la compañía de la otra. Aizawa seguía ocupado con el trabajo, y durante ese tiempo T/N se encargaba de cuidar a su hija, no era un problema para ella, adoraba cuidarla, amaba que el silencio que la molestaba, ahora fuera reemplazado por la dulce voz de Eri, poder escuchar su risa a la hora de divertirse era lo máximo.
Y como todos los días, Eri veía las noticias, mientras T/N preparaba el almuerzo.
La pequeña albina estaba bastante concentrada en la pantalla plana del televisor que transmitía la información diaria, como el clima. El único motivo para ver las noticias era para enterarse del estado de los héroes y villanos, era la mejor forma que tenía para averiguar algo de Aizawa y los demás.
Pero durante esos días no tenia ni un dato del paradero de Aizawa, solo sabía que se encontraba en buen estado, eso la aliviaba, pero tenía que verlo por si misma, asegurar que es verdad.
Cómo era de esperarse no encontró nada, solo información irrelevante a su punto de vista.
Horas después sonó el timbre, se trata de Mirio Togata, venía en la búsqueda de Eri para inspeccionar la y llevarla a pasear.
— Diviértanse — menciono T/N entregándole la mochila de Eri — pórtate bien — le dijo a la mejor para luego besar su frente.
— Me pórtate muy bien mamá, lo prometo.
Luego de despedirse la albina se marchó junto al rubio de pequeños ojos azules.
Caminaban por las calles mientras comían paletas de helado, miro comía la de chocolate y Eri la de fresa.
— ¿Cómo te ha ido con tu madre? — Inquirió curioso. Dirigió su mirada a Eri, su sonrisa le expreso muchas cosas, más que mil palabras.
— De maravilla, mamá es tal y como esperaba, me gusta estar con ella, la estoy pasando genial, no me quiero apartar de ella — Exclamó con esa felicidad que se veía tan contagiosa.
Le dio una mordida a su paleta y luego corrió a tirar la basura en un cesto cercano, mientras que Mirio le miraba atento, siendo cauteloso.
— ¡Deberías pasar más tiempo con mamá! Te va a agradar — su felicidad era tan incontrolable, que no podía parar de saltar, girar y correr.
— De seguro, parece ser muy gentil — Mirio observaba afable a la pequeña, su alegría le parecía contagiosa.
La pequeña albina que caminaba entre la multitud dando pequeños saltos sin querer pisar las líneas del suelo. Sus pasos se detuvieron lentamente frente al semáforo, por el cual cruzaba a gran velocidad una ambulancia.
