Mientras bebían y charlaban, un par de jóvenes se les acercó. Lucían nerviosos por su forma de cuchichear y pellizcarse las prendas, pero uno de ellos tomó la iniciativa.

―T-Tatiana "Tata" Ivanova, ¿verdad? ¡Eres la prota de Las Sombras Perdidas y El Cielo Roto! ¡Guau! ¡Amo tus pelis! ―expresó el chico, estallando de entusiasmo al captar la atención de la actriz y del resto de sus compañeros.

―Y-y El Retorno del Cruel. ¡Y tus pósteres para el anuncio de los bañadores Solei son fantásticos! ―añadió el otro joven.

―Mei, pásales esta servilleta ―murmuró James, que apenas podía disimular la risa. La médica denotó su desconcierto con la mirada―. Es para que se limpien las babas ―aclaró y rieron por lo bajo.

―Estás plagada de admiradores amantes del fanservice ―comentó Leonard con un tono agrio y se dio un trago.

―¿Sacarás más pelis? ¿Por qué has abandonado el mundo del cine? ¿Ahora salvas vidas en el mundo real? ¿Te gusta venir a The Sewer? ―El chico la bombardeó a preguntas.

―Creo que con que os firme un autógrafo será suficiente ―intervino Richard para que no la agobiaran.

―Eso es, chicos. Os firmaré un autógrafo y luego seguiréis disfrutando de la noche. Dadme una servilleta y un boli ―pidió Tatiana y les escribió una agradable dedicatoria.

―¿Podemos hacernos una foto también? ¡Por favor! ―rogó el muchacho, volviéndose más atrevido.

―Sí, claro. Poneos a mi lado. Posemos como en la portada de Las Sombras Perdidas ―indicó Tatiana y, acto seguido, deslumbró a todos con su naturalidad para posar. Elisa les tomó varias fotos con el teléfono del joven.

―¡Son fantásticas! ¡Muchas gracias, Tata! Ojalá vuelvas a la gran pantalla ―expresó el joven, a quien los ojos le brillaban de emoción.

―¡Sí! ¡Gracias! ―añadió el otro y, entusiasmados, se alejaron hasta la barra.

―Esta noche veo a un par cascándosela en el baño ―bromeó el extrovertido James.

―¡Cochino! ―exclamó Mei.

―¡Ja, ja, ja! Ha sido total lo de los pósteres en traje de baño ―enfatizó Stuart.

―Mi hijo también tiene un póster de Tatiana. Cuando te conozca en persona se volverá loco ―contó Tanque.

―¿En serio? ―preguntó Tatiana.

―Sí. También quiso uno en el que sales en traje de baño ―agregó Tanque, despertando una carcajada colectiva.

―La primera pasión de un quinceañero. A esa edad se empieza ―remarcó James, gesticulando con cierto grado de obscenidad como todo un travieso.

―No seas grosero, que es mi hijo ―replicó Tanque.

―Todavía me pregunto por qué dejaste ese mundo para meterte en esto. Se ve que disfrutas con tus fans y me imagino que tienes pasta como para jubilarte ―expuso Leonard y se empinó la botella para ahogar su sequedad.

―Tatiana no es como esos pijos ―intervino Ethan a favor de ella.

―Es verdad que disfrutaba con mis fans, pero llega un punto en el que es agobiante y no puedo ni respirar —comenzó a contar Tatiana, que se había sentido juzgada por su compañero—. Desde pequeña, quería ser una heroína porque mi abuela me leía historias de valientes guerreras. Por eso me convertí en actriz. Actuando, podía representar esa heroína que quería ser. ¿Sabes que nunca necesité una doble para las escenas de riesgo? Me encantaba disfrutar de todas las fases de mis personajes, pero después de un tiempo nada me llenaba. Todo era ficción, no era una heroína de verdad. Por eso decidí dejar atrás esa vida y unirme a las CES. Aquí me siento viva, me siento como una heroína. Mi preparación física me ayudó a entrar en el cuerpo. Aún estaría en la preparatoria de no haber aprovechado el tiempo cuando era actriz.

Evan 1. Renacer © [En proceso de edición]Where stories live. Discover now