III

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El desconocido empezó a cerrar sus ojos con fuerza, como si la luz lo estuviera atacando o segando.

Estaba vivo de eso estaba segura.

El desconocido me miró extrañado ante lo que miraba, no me sorprendía en absoluto.

-¿Miel?- su pregunta me hizo sonreír, siempre me dijeron que era parecida a mi madre, pero nunca les creí.

-No soy Miel, soy Blair la hija- sonreí.

-Oh, lo siento- se disculpó.

-No te preocupes, siempre me lo han dicho.

El desconocido miró a su lado y vio el té de yerbas que le había preparado.

-¿Es para mí?- preguntó.

-Sí, supuse que estabas muerto de frío, así que...

Él sonrió, sus hoyuelos eran realmente lindos y resaltantes en él.

Tomó un trago del té de yerbas y el efecto fue tan rápido que se alejó del fuego.

-Esto es realmente delicioso, con un gusto extraño- sonrió.

Me acerqué a él.

-Mi abuela me lo enseño antes de que se fuera al mundo de los olvidados- deje de mirarlo y miré el fuego, las llamas siempre eran de distintos colores, por eso amaba el fuego.

-Soy Liam- dijo él ya no desconocido.

-Espera... Liam ¿Qué?

-Liam Bailey.

Liam... Él era Liam el chico que dejo la nota y desapareció.

Como no lo pude reconocer cuando me confundió con mi madre.

-¿Tú eres el chico qué desapareció hace 2 días?- pregunté siendo obvia, pero se ve que él no me entendió.

-¿Supongo?

Entonces me acordé del nombre Alexis Grace.

-¿Conoces a Alexis Grace?- pregunté.

-Sí, él era el líder de un grupo de idiotas, los cuales me ataron aún árbol en forma de ritual- dejo el té en la mesa.

Por eso estaba atado en el árbol.

-Encontré tu nota, tras escapar de los mortales.

-¿Mortales?

-Los humanos, lo que eres.

-Ajá.

Iba a hablar hasta que volvieron a golpear la puerta, pero esta vez con más brusquedad.

-No es seguro, hay que irnos Liam.

Lo agarré del brazo y lo llevé hacia la ventana.

-Salta- le ordené.

-Claro que no.

-Estarás bien.

-No lo haré Everest.

-No me queda otra opción Bailey.

Lo empujé al escuchar la puerta derrumbarse.

Luego bajé yo.

-Estás loca Everest.

-Escuche eso, millones de veces ya me acostumbre niño.

-No soy un niño- dijo ofendido.

-¿Cuántos años tienes?- le pregunté empezando una pelea.

-17- dijo acercándose a mí para burlarse de mi estatura.

-Yo 17, casi 18, te gané- le saqué la lengua.

-Pero no de estatura.

-Sabes que te puedo matar, no.

-Eres incapaz Blair porque yo ya...- no lo deje terminar la frase cuando una flecha cayó cerca de mi pie.

Corrí tomada de la mano de Liam para no perderlo.

Corrí hasta el límite en el cual pasé, pero Liam no quiso, se quedó parado mirando la oscuridad que llevaba el límite dentro.

-¿Qué esperas Liam? Entra- le pedí con curiosidad y nervios.

-No puedo Blair, me da miedo- se miró sus manos como si viera sangre en ellas.

-Estarás conmigo Liam, mientras yo esté contigo nada te pasará- lo agarré de los hombros para qué me miré y vea que no mentía.

-Está bien- me sonrió como si se hubiera dado cuenta de que no mentía, algo que era verdad.

Le ofrecí mi mano para que la agarrara y lo hizo, hay fue cuándo entramos al límite, pero a lo más profundo de él.

Ya cansados nos sentamos en un círculo despegado de árboles, algo que nunca había visto o imaginado en absoluto.

-Esto es nuevo- dije mirando a mi alrededor curioso, no podía creer que existiera algo así.

-Sí, nunca vi árboles rodeando un círculo despegado- admitió Liam.

De la nada empezó a nevar y Liam empezó a temblar del frío. Me saqué mi túnica y se la coloqué por los hombros, él pareció extrañado.

-No tendré frío Liam tranquilo- saqué del bolso que había agarrado en el primer intento de escape un termo en el cual contenía té de yerbas, le ofrecí a Liam quien tomó la mitad del termo y yo apenas un trago, no tenía mucha sed ni frío.

Siempre creí y creo que soy la bruja de la nieve como Snow Everest, mi bruja de la nieve favorita.

Me acosté en la nieve que ya casi tapaba el círculo y las hojas de los árboles transformando todo en color blanco.

-Eres rara Everest.

-No lo dudo Bailey- Reí por lo que admitía.

-A Miel le encantaba hablar de ti, siempre decía que sería hermoso que nos conozcamos solo que éramos personas diferentes.

-No es común casarse con un mortal- planteé.

-¿Me estás pidiendo matrimonio?- preguntó burlándose por mí planteó.

-¡¿Qué?! No, claro que no- me senté mirándolo confundida.

-Tranquila Everest es una broma, o al menos que te guste- se acercó a mí seduciéndome- ¿Te gustó Everest?

-No me gustas Liam, ya quisieras que una bruja como yo te amé- me acerqué a él hasta que nuestras narices rosaron.

-Sabías que a esta distancia te podría besar, ¿no?- no sabía si desafiarlo o dejarme llevar.

Desafiarlo era la mejor opción, pero ¿y si me besaba?

-Eres incapaz Liam Bailey- lo desafié, sin miedo al éxito brujitas.

-¿Me estás desafiando Blair Everest?- mis nervios cada vez iban de cien en cien.

-Puede ser que si o que no.

Se acercó más hasta que nuestros labios rosaron.

Volví hablar.

-Te das cuenta de que te conozco hace 15 minutos y ahora me coqueteas, ¿tan obsesionado estás?- pregunté sonriendo al analizar la situación.

-Muy obsesionado.

Dios, ¿Por qué me parecía tan atractivo un chico que conocí hace 15 minutos?

-Dios Liam- tiré mi cabeza hacia atrás.

Liam se separó de mí y se acostó a mi lado.

-Sabes yo ya te conocía desde antes- comentó de la nada.

¿De qué hablaba?

Las Brujas de la Noche©Where stories live. Discover now