💕CAPÍTULO 1💕

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—¿Si tanto te gustó ese hombre porque no te quedaste hasta el amanecer?

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—¿Si tanto te gustó ese hombre porque no te quedaste hasta el amanecer?

  —Porque no.

  —Vamos Emma, llevas toda la semana hablando de cómo te hizo sentir, de su boca prodigiosa en tus lugares más sensibles, del culo duro que tiene.

  —Simplemente no es el momento —dije dejándome caer sobre mi silla.

   A quién quería engañar, cuando llegué al lobby del hotel tuve que batallar contra mí misma para no regresar a la habitación, tendría que tocar la puerta y ¿qué le diría?:

«Hola, regresé por más.
Lamento haberme ido sin despedirme.
Me das tu número.»

   Simplemente, había cometido un error, uno que me perseguiría siempre. Lo más jodido era que ni su nombre sabía, por lo que no tenía por dónde empezar a buscar. Al cabo de una semana de estar llorando por mi metedura de pata y de Selena mi mejor amiga casi consolarme, llegué convencerme de que era lo mejor. Mi carrera estaba en acenso, hacía un año había planeado la boda de Marco Asensio y gracias a ello ahora tenía una larga lista de nuevos clientes.

  —Tía, lo que tu sentiste por ese hombre solo se siente una puta vez en la vida —Selena interrumpió mis pensamientos, siempre comíamos juntas y hoy no era la excepción. — El jodido Cupido te tiró con toda la artillería y tu simplemente decidiste ignorarlo.

  —He pensado volver a la discoteca —reconocí al fin.

  —Ya me lo imagino, tu tomando un trago y que él llegue por detrás y te rodee la cintura y te susurre algo que te haga mojar las bragas.  —La teoría de Selena no estaba muy lejos de la realidad, solo que yo le arrojé mi vino tinto sobre la camisa blanca, al tiempo que caía de culo al suelo, en uno de los Club nocturnos más sofisticados de Barcelona.

  —Selena, deja de leer libros románticos por favor.

  —Pero mira quien habla, la tía que vive en un cuento de hadas y no reconoce que tal vez, solo tal vez, dejó ir a su príncipe.

Un toque ligero en la puerta hizo que se interrumpiera la conversación que sosteníamos.

  —Señorita Castillo —Olga mi secretaría entró a la oficina acomodándose las gafas y mirando la agenda electrónica.

—Siento interrumpir su hora de comida, pero su cita de las 2 acaba de llegar.

  —Gracias Olga, hazlos pasar al salón de reuniones en unos minutos estoy con ellos.

  —Si señorita.

  —Una cosa más Olga, soy Emma —Olga asintió, era una mujer de unos 40 años, madre de 2 niños, muy eficiente en su trabajo.  —Y otra cosa, asegúrate de tener todas las muestras que nos enviaron, para la boda de Aitor Rubial.

Ese Novio, no es mío// Ferrán Torres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora