50.

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3 años después.

–¡Evan, Amber! ¡Es hora de comer! –Gritó ella desde la ventana de la cocina que daba al jardín trasero donde jugaban los niños.

Él llegó por detrás, abrazándola y apoyando la cabeza en su hombro.

–Mmm... Qué buena pinta. –Le dio un tierno beso en el cuello que hizo que ella sonriera.

–Me ha costado aprender a hacer esto como para que tenga mala pinta. –Ella se rió, dándose la vuelta y quedando frente a él. Puso ambas manos en su pecho mientras se apoyaba en la encimera que tenía detrás.

–Hablaba de ti. –Él se acercó y le dio un beso en los labios mientras la acercaba a su cuerpo lentamente.

Las manos de ella ascendieron por su pecho hasta llegar a su nuca y acariciar el pelo que descansaba ahí. Era una de las mejores sensaciones que había experimentado en toda su vida después de sus labios.

Las manos de él acariciaron su cintura y cadera, ascendiendo por su cuerpo y acabando entrelazadas en su espalda. Él pensaba que la silueta de su cuerpo era la más perfecta que jamás pudo imaginarse.

Los niños entraron en la cocina interrumpiendo el momento. Amber y Evan, ya tenían 8 y 9 años respectivamente, e hicieron un sonido de asco cuando los vieron besarse.

Ellos separaron sus labios con una sonrisa pintada en ellos. Ella apoyó su cabeza en su pecho mientras él la abrazaba y miraban a sus hermanos.

–Cuando seáis mayores... –Miró a su novia. –Entenderéis esto. –Le dio un beso en la frente e hizo que ella cerrara sus ojos.

–Por ahora tengo hambre. –Dijo Evan encogiéndose de hombros.

Se rieron y pusieron la mesa. Comieron como lo que eran, una familia feliz.

Después de lo que habían sufrido los 4 por separado, eran felices juntos.

Él y Amber sufrieron la separación de sus padres, los cuales no quisieron hacerse cargo de ninguno y los dejaron abandonados a su suerte.

Ella y Evan sufrieron los repentinos maltratos de su padre por la muerte de su madre y hermana pequeña en aquel fatídico accidente de coche.

Ahora nadie recordaba esos momentos, porque habían otros mejores que los eclipsaban.

Después de comer, fueron al parque donde jugaron con los niños hasta no poder más, aunque volvieron a casa temprano, ya que ella se encontraba mal.

–¿Estás segura que no quieres ir al médico? –Preguntó él preocupado. A ella le encantaba cuando se preocupaba tanto.

–Debe ser algo que comí. Estoy bien. –Respondió ella, acostándose en la cama. Él suspiró.

–Bien. Me quedaré aquí contigo hasta que te encuentres mej... –Ella se levantó rápidamente y se dirigió al baño. Se arrodilló frente al váter y sacó todo lo que había comido durante el día.

Él apareció corriendo y le sujetó el pelo mientras le acariciaba la cabeza. Cuando ella acabó, se arrodilló a su lado dándole papel para limpiarse y tiró de la cadena.

–¿Mejor? –Preguntó él.

–Sí. Eso creo. –Suspiró ella echando la cabeza hacia atrás.

–¿Pasa algo, cariño? –Él apoyó la espalda en la bañera mientras se sentaba en el suelo y ella entre sus piernas, apoyando la cabeza en su pecho. Él le acariciaba el brazo de arriba a abajo mientras ella calmaba su respiración y suspiró antes de hablar.

–Estoy embarazada. –Levantó la cabeza para verlo directamente a los ojos.

–Porque hayas vomitado una vez, cariño, no significa que... –Ella levantó la mano y él dejo de hablar. Ella buscó entre los cajones del lavabo un test de embarazo y se lo entregó.

–Me lo hice hace unos días porque no me venía el periodo. –Ella observó su rostro mientras él veía el pequeño aparato blanco con dos líneas rosadas. –Siento no haberte dicho nada. –Ella se levantó, pero él seguía inmóvil sentado, mirando el predictor.

Repentinamente, él levantó la cristalizada mirada, se puso de pie y la abrazó, levantándola por los aires, mientras lloraba de felicidad y alegría.

–Vamos a ser papás... –Sollozó entre el pelo de ella mientras se abrazaban. –¡Vamos a ser papás! –Volvió a repetir con más emoción mientras agarraba la cara de ella con ambas manos y le daba un beso.

–Lo seremos, cariño. –Ella acarició su cara con delicadeza. Él suspiró.

–Seremos los mejores padres del mundo. –Acarició el estómago de ella y luego la miró a los ojos para volver a fundirse en un beso.

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