°✦Epílogo✦°

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–Y listo, esto fue lo último–

–Al fin–

Armando y Conway se dejaron caer al sofá de su nuevo hogar, relajándose después de terminar la mudanza.

Habían pasado exactamente un año y tres meses como pareja, y después de pensarlo durante un par de semanas, decidieron comenzar a vivir juntos.

Y ahí estaban, descansando después de un arduo trabajo acomodando sus cosas en el lugar.

Habían estado desde la semana pasada empacando cosas y amueblando la casa.

Y finalmente, podían descansar al lado del otro sin nada más que hacer, que hacerse compañía.

–Quedó muy bien–

Se acurrucó Armando al lado de Conway, apreciando el resultado final de ambos.

–Si, bastante bien–

Besó la frente de su amado, pasando su brazo alrededor de él en un abrazo.

–No quiero trabajar mañana–

Se quejó Armando, pues esta semana que se habían tomado ambos para realizar la mudanza habían sido muy pocas las veces en dónde realmente se dedicaron tiempo a ellos, pues habían creído que terminarían antes para ello, pero no.

Qué pesado era hacer mudanza.

–Yo tampoco, pero es nuestro deber–

Apretó suavemente la cintura del omega, bajando lentamente su mano hasta su pierna acariciandola con las yemas de sus dedos, escuchando un pequeño sonido gustoso de su parte.

–Pero podríamos tomarnos otra semana, somos los jefes, ¿No?–

Trató de convencer el alfa en un susurro, acercándose a su oído, bajando para comenzar a dar pequeños besos en su cuello.

–S-si, tienes razón–

Suspiró cerrando sus ojos, dejándose llevar por las sensaciones que provocaba cada beso en él.

Entre beso y caricia, terminó Armando recostado en el sofá debajo de Conway, mirándose mutuamente a los ojos antes de comenzar un beso lleno de deseo.

[•••]

Una semana después...

Una discusión se estaba llevando acabo en el mecánico.

Freddy y Yun como segundos al mando, fueron quienes se encargaron durante dos semana de todo en el mecánico por motivos obvios.

Pero ahora mismo, se estaba saliendo un poquito de control la situación con un cliente, eso debido a que les acusaba de estafarle con el tuneo de su auto, haciendo un completo escándalo en el lugar.

–¡Pero señor, ya le hemos dicho que no fue estafado, al motor no se le puede meter más potencia!–

–¡Pero vaya mierda, sigue andando igual!–

–¡Nosotlos que culpa tenemos de su coche de mielda!–

Y era destacable que la paciencia de Freddy y Yun no era mucha.

–Déjame ir Manolo–

–No hasta que sueltes la llave–

Al igual que Emilio, que observaba de lejos junto a Manolo.

–¿Qué está pasando por aquí?–

–¡Jefe-!–

Manolo y Emilio miraron con ojos muy abiertos a Armando.

Tenía una venda rodeando su cuello.

–¿Armando? No me digas qué...–

Armando asintió levemente ante lo que Emilio estaba por decir.

–Si, Jack me marcó–

Dijo con una sonrisa.

–¿¡Cómo!?–

El grito que pegaron ambos llamó la atención del resto de mercanicos y clientes cerca de ellos, que, al darse cuenta, tampoco podían dejar de ver con ojos bien abierto la venda en el cuello de Armando.

–No sean escandalosos chicos–

–Perdón–

Dijeron a la vez un tanto apenados.

–Creo que debo intervenir antes de que empeore–

Manolo y Emilio asintieron, para ver a su jefe caminar hasta donde Yun y Freddy se encontraban con aquél cliente.

Pudieron ver el momento exacto en dónde ambos alfas pasaron de estar enojados a sorprendidos, abriendo los ojos cuál platos al verle con esa venda.

Y claro, de Armando entrando en acción para que el sujeto dejara de hacer tal escándalo.

Desde lejos se veía que el auto de ese tipo era una mierda.















































Dos semanas más habían pasado, la pareja vivía cómodamente en su nueva casa.

Mientras Jack y Armando se encontraban cocinando, un aroma dulzón llegó a la nariz de Conway haciendo a su lobo aullar, lo que hizo que se acercarse a Armando, terminando por olfatear su cuello con bastante insistencia.

–¿Jack, que haces?–

Dijo entre pequeñas risas por como se estaba comportando el contrario, parecía un perro olfateando algo que le gustaba.

–Armando, hueles diferente–

–¿Diferente?–

–Si, más suave, pero dulce, con algo más, como...–

Jack abrió sus ojos con sorpresa.

–Cachorro...–

–¿Cachorro?–

Armando llevó sus manos a su vientre por inercia, ¿Estaba en cinta?

...

Bueno, eso explicaba porque su lobo se comportaba más cariñoso con su pareja y más agresivo en el mecánico.

Llamado Especial-ArmanwayOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz