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—¡Pero que gilipollas!— Jungkook aterriza en un suelo desconocido. Esconde sus alas antes de que alguien pudiera verlas, con un chasquido cambia su atuendo. No podía creer lo que estaba viendo—. Santo Dios...—se arrepiente de pronunciar al ser majestuoso que antes servía con misericordia, agita su cabeza y se corrige—, digo, santa madre de calcuta.

Gira al cielo para dar un gesto de disculpas con sus manos, un perdón. Y susurra unas palabras de arrepentimiento, sabe que Dios lo escucha. O eso espera, no le importa tanto ahora, solo le importaba encontrar su querido amigo.

En el lugar donde se encuentra hay luces por todos lados, rosas, verdes, blancas, azules y en fin. Las paredes son negras y con tonos fosforescentes, hay un escenario hacia el frente. Hay tantas mesas a su alrededor que no puede contarlas a simple vista, mientras se apresura a caminar choca con un buen caballero que lleva dos copas de vino en una cesta.

—Caballero, ¿está bien?— Jungkook se esperaba un insulto, pues apenas notaba que estaba en la tierra, y que frente al caballero que veía, este portaba una cruz roja en la frente. Y si bien sabía Jungkook; nadie podía verse la cruz por sí mismo, aunque se viera al espejo, solo los seres de otro planeta lo podían notar.

¿Y que significa esa cruz roja en la frente? Pues querido amigo; Lucifer ya te había marcado, estabas destinado a ir al infierno. Ahora eras de su propiedad.

¿Cruz blanca? Obviedad; eres alma pura y disponible para Dios.

¿Sin marca? Un ángel, ya sea uno del mal, o uno del bien. Eso era lo de menos.

Pues recordemos que los demonios o angeles se disfrazan para estar en la tierra. Así que la manera de saber si es un humano o no, es solo mirarle la frente.

Jungkook no quiere utilizar su poder con gran honor, pero es algo que apenas comienza por controlar, así que al mirar al buen hombre ve su futuro.

—Cáncer. —apenas escupe. El señor frunce el ceño, pues con tanta música no lo ha escuchado.

—¿Disculpe?— le pregunta. Jungkook se autobofetea y hace una reverencia para irse, sin antes decirle lo siguiente;

—Deja el cigarro, campeón. —le palmea el hombro.

El mesero se queda quieto, pues no le había contado a nadie que solo fumaba para calmar la ansiedad, pero últimamente se había descontrolado todo.

Jungkook no detiene su camino, pues va en busca de su buen siervo.

—Un gilipollas, ¿Por qué hemos venido a un Pole Dance? Jimin, eres un puto cerdo. —pasa mesa tras mesa, hasta llegar hasta el frente, pues sabe que ahí está su pequeño. Con cuidado logra llegar hasta el frente y se abalanza a una silla, cansado y agitado se toma su tiempo—. Que quede claro que solo hago esto por tu madre, ¿ok?

Avergonzado de estar en ese aspecto, tan cansado, se escusa.

Jimin ni siquiera le presta atención, pues su mirada está concentrada en el escenario. Jungkook puede notar que el atuendo de Jimin es diferente, ahora se ha puesto muy coqueto, tiene el cabello hacia atrás y lleva cadenas de oro en el cuerpo. ¿Qué trataba de asimilar? Era difícil ver el futuro de su amigo, en ocasiones se veían cosas borrosas, y en otras solo se veían cosas pasajeras.

Jungkook persigue la mirada de Jimin y gira para ver a la chica en tacones y con un atuendo demasiado sexy en el pool, dando lo mejor de sí. Desgraciadamente comienza a ver su futuro y aunque se ve un poco borroso, duda de lo que ahora pasa por su mente.

De color negro es su atuendo, lleva el cabello rojo, unas caderas impresionantes, y una música que va al ritmo de sus movimientos. Joder, a él comenzaba a pasarle algo que a Dios no le gustaba.

El amigo de allá abajo comenzaba a ser religioso, pues apuntaba hacia arriba. ¿Estará rezando?

—Oh no, no, no, no—regresa a mirarle a Jimin, le pega en el hombro y este capta su atención— ¿sabes que está mal meterse con humanos, verdad?

Jimin se ríe y se acomoda en su lugar para seguir apreciando el show. Lleva sus dedos a su mentón y lo acaricia con lujuria mientras le dice a su cuidador;

—Esas son reglas de tú Dios, nosotros somos demonios, imbécil, puedes follar hasta con un ángel y para ti no seria pecado. Jungkook, eres tan nuevo en esto. —Se mofa en sus risa mientras se acomoda para seguir admirando su espectáculo.

Y vaya que lo era. Jungkook tachaba todo como un pecado, sin acordarse que ahora no era un ser divino. Comenzaba a captarlo, y al parecer la idea no le gustaba. Él no quería ser así. Se levantó y estaba dispuesto a volver para recriminar esto y seguir en el estado neutro.

Ni muerto ni resucitado. Así no sentía nada.

Pero la mano de su amigo lo detiene.

—¿A dónde vas?— Jungkook no le responde —. Ya sé que sientes que esto no es lo tuyo, pero es tu destino, y desgraciadamente Dios ya lo había escrito. Mi padre controla algunas cosas, pero el destino lo hace Dios, y él te puso aquí por algo— Jungkook escucha todo lo que le dice, sin interrumpirle—. Así que siéntate y disfruta lo que te dé el destino. Mira, te quiero contar la razón por la cual he venido.

Jungkook se lo piensa, y aunque no está convencido, se piensa que su amada amiga lo ha puesto aquí porqué es a la única persona a la que le confía a su hijo, se sienta y le responde:

—Jimin, hemos venido a ver putas.

—Oye, no todas son putas. Controla tu boca—se ríe—. Mira quiero que mires a esa chica y me digas cuál es su futuro. ¿Puedes?

Jungkook vira los ojos y le obedece, le cuesta un poco de trabajo pero cuando lo logra le responde.

—Muere por una infección de transmisión sexual— No le gusta la idea de comenzar a saber cómo morirá la gente. Traga en seco y gira para ver a Jimin —. Pero muere al lado de la persona que la ama, no te preocupes tanto.

—Vaya, no hablaba de ese futuro, ¿aun no puedes ver las cosas buenas?

Jungkook niega, aún no sabe controlar el don. Aunque hace unos momentos pudo ver dónde se encontraba Jimin, fue algo pasajero.

Niega rápidamente tratando de borrar las imágenes de su cabeza.

—¿Por qué estamos aquí? No me siento muy cómodo que digamos.

—Hay una chica, detrás de las cortinas. Ella no baila, ella es encargada de manejar el acto—se detiene y señala las cortinas negras—, manda a las chicas a bailar, los dice que hacer y cuando hacerlo. ¿Puedes verla?

Jungkook sigue las indicaciones de Jimin. Detrás de las cortinas hay una chica de pelo castaño, delgada y muy bonito.

Se ve ocupada y cansada. Jungkook se dispone a verla tan cuidadosamente. Y lo que ve en su mente, no le gusta para nada. No, no, y no.

—Vámonos Jimin. No podemos seguir aquí. — Jungkook se nota preocupado, toma el brazo de Jimin y lo obliga a ponerse de pie.

—¿Qué viste?— le pregunta mientras se pone de pie.

—Vámonos, a tu padre no le gustará esto, todo menos esto, ¡vámonos!

El hijo del Diablo |2| (proceso)Where stories live. Discover now