🧚2・・・

261 38 7
                                    

Abdón llevaba una vida que no muchos querían. Aunque tal vez pensamos, mierda, pero es hijo de Lucifer, no tenía que luchar contra la sociedad de mierda que hay en el mundo, con las malas decisiones que toma el ser carnal, no tenía que mantener a nadie, no tenía siquiera que seguir respirando para sobrevivir. Todos quisiéramos ser Abdón.

Pero veamos las cosas desde otra perspectiva. Aunque era un ser sin sentimiento, yacía en el la bondad de su madre, él adelantó años de su eternidad para creer más rápido y así cuidarla cuando ella perdió la memoria. Eso se significa que en su corazón había bondad e igualdad. Perdió décadas enteras que tuvo que haber vivido con su madre, un grano en el culo. Él envidiaba a todos los humanos que su padre dominaba como demonios. Cualquier tipo de demonio, demonio de lujuria, de maldad, de mentira, de soberbia. El de lujuria más que nada.

Aquellos demonios tenían libertad de hacer lo que quisiesen, pues su trabajo era estropear todo a su alrededor.

—Quiero ir a buscar sexo— Abdón hablaba con su madre mientras ella estaba sentada en el trono, con su gran vestido blanco. Y es que Taehyung siempre insinuaba que ella era su luz—. Pero no puedo meterme con ninguna, mierda.

—Deberías hablar con tu padre. Tal vez haya una que lo busque por medio de un pacto. —Hye está algo confundida con el cambio temperamental de su hijo—. Así no sentirás culpa alguna.

Abdón se traga sus palabras pero suelta algunas que pueden herir a su madre.

—¿Por qué no entiendes que yo soy un ser que no tiene sentimientos y que me vale una mierda sentir culpa alguna?—lo ha soltado. Hye recordaba tener sentimientos humanos, pues antes ella era una. Una muy linda y preciosa que buscaba paz, pero el camino que había tomado era diferente—. Solo quiero satisfacción carnal, mamá.

—Entonces busca. Busca por tu propia cuenta y deja de buscarme si no te importa mi lado crítico— la Diosa de Lucifer desaparece con una chazquido. Abdón sabe que su madre se ha mofado de sus palabras. Y es que para ella era fácil, ella podía convertirse en un humano cuando ella quisiese, podía andar como si nada. Aún así, eran pocas las veces en que ella lo hacía, y esas ocasiones era para ayudarle a su Rey.

—Una mierda. — escupe. Se sienta en el suelo y comienza a buscar soluciones, aunque esas tendrían que implicar a su padre. Con el tiempo, él había desarrollo una gran admiración a su padre por sus actos, pero gracias a ello: tenía miedo de acercase a él. Tal vez sus peticiones fueran rechazadas.

—Pero si miren a quien tenemos aquí— una voz parlanchina comienza a oírse a lo lejos. Él no se inmuta en girar a ver quién es, porque lo sabe—. El estúpido Abdón.

—Come mierda Jin. — Abdón se defiende. Y Jin vuela a su alrededor para seguir burlándose de él, sus alas eran grandes y negras—. ¿No tienes nada mejor que hacer?

Jin se ríe y aterriza en sus pies para escupirle—. El Rey me ha llamado, creo que tengo una misión, ¿tú qué haces aquí?

Temía decirle que estaba ahí buscando soluciones que su padre le daría. ¿Debía decirle que está buscando algo que todos los demonios poseen? Se lo dudaba mucho.

—Igual—miente—. Iré a conocer a alguien al mundo.

Aquí comenzaba el jodido grano en el trasero para Taehyung. Abdón era alguien imperceptible, era igual que su padre. A su madre no le había sacado ni una pizca de bondad. Después de que Abdón escupe sus palabras, su madre aparece detrás de él.

—Mentira—su madre pasa por ellos y se sienta en el trono—. Hijo, he hablado con tu padre—le sonríe, se gira a observar que sus presencias no son las únicas en ese lugar, bufa un poco estresada—. Jin, mi Rey te quiere ver en Egipto, puedes ir cuando gustes. Ahí te dará tu misión.

Jin hace un reverencia y extiende más sus alas,—. En seguida su majestad.

Jin aletea sus alas tan rápidamente que en un segundo este desaparece sin dejar rastro. El polvo es lo único que queda. Abdón ahora se concentra en su madre que pronto se había ido ahora a vuelto.

—¿Mamá?— Abdón la observa mientras ella acomoda su corona que se ha roto un poco—. ¿Hablaste con mi padre?

—Oh si—le sonríe otra vez. Su madre pudo haberse convertido en la esposa de Lucifer, pero la bondad siempre estaba en su corazón—. He conseguido que obtengas lo que quieres, hijo.

—¿En serio?—no se lo creía. Su padre no era fácil de convencer—. No me lo puedo creer.

—Espera—le detiene antes de que se haga ilusiones—, hay condiciones.

Bien se lo había imaginado.

—Sabía que no iba a ser tan fácil. —suelta algo desganado.

Su madre se acerca y le toma de las manos para llevarlo a sentar con ella al lado del trono, justo en el lugar de su padre. —Debes de ayudar a una alma perdida.

Apenas termina su oración y echa un grito de mil demonios maldición su labor.

—Oh no, otra vez no. —se levanta precipitadamente dejando a su mamá un poco confusa. Hye aún tenía el alma que Taehyung amaba, ella seguía siendo humana después de todo.

—Hemos hecho un trato, aquella persona que cuidarás y entrenaras, es un ángel que falló en si misión. —su mamá trata de tranquilizarlo, pues la idea no es tan mala.

—Pero, mamá. Yo solo quiero...

¿Complacerse? Tal vez.

—Shht, sht, aquí se hace lo que papá diga. —ella le detiene el hablar. Se acerca a él para romper la distancia y le acaricia la mejilla—. Me duele tanto que no puedas tomar tus propias decisiones, pero está misión te ayudará bastante, te lo aseguro.

Abdón no dice nada. Su madre no espera que lo haga. Así que procede con su misión. Le pide a su hijo que se aleje del centro, ella agita sus manos fuertemente entre sí, como si estuviese calentando sus manos. Se detiene y sopla entre ellas.

Polvo mágico vuela en el aire y al instante aparece un ángel frente a ellos.

—¡Ni una mierda!— el ser que acaba de aparecer apenas fue creado comienza a maldecir, observa a Hye y vira los ojos algo molesto, como si estuviese resentido—. ¡Otra vez tú! ¡No puede ser!

Se cruza de brazos frente a ellos. No ha cambiado, para nada. Sigue siendo el niño berrinchudo que Hye conoció hace décadas.

Hye comienza a reírse y no soporta las ganas de correr a abrazarlo, camina un poco y se lanza a sus brazos para recitarle que lo extraño mucho, y que se había tardado tanto en traerlo de vuelta porque Taehyung es difícil de convencer.

El ángel también la abraza luego de haberse rendido a la dulzura de Hye, y es que ella a pesar de estar en el infierno, sigue siendo un ángel precioso que emana grandeza y felicidad. Ella era tan linda que hasta sus ojos brillaban para guiar el camino de las almas perdidas que pasaban por el infierno. Ella en ocasiones las guiaba al cielo, aunque claro estaba, Taehyung le reprendía.

—Te extrañe tanto—le besa la mejilla izquierda y luego la derecha—. Diablos, ¿se puede reencarnar cada vez más guapo? ¡Que picaron estás!

Abdón no sabe lo que pasa. Pero se acerca para saludar a su nueva misión. Hye se percata de que no los ha presentado.

—Ay, que tonta soy—se dice—. Abdón, hijo mío. Él es tu nueva misión—señala al ángel de brazos cruzados que está frente a él de traje negro y cabello castaño—, se llama JungKook.

El hijo del Diablo |2| (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora