—Habla.

Ella se sonrojó y se jugó unas hebras de pelo con los dedos.

—Es sólo que... Naruto, ¿Podrías dejarnos?

La expresión del mencionado se transformó en sorpresa y luego algo que pareció tristeza. —Claro, Sakura yo... ¿Qué sucede Sasuke? —antes de poder alejarse el azabache le había tomado por la muñeca para impedir que se marchara.

—Tú no vas a ninguna parte, tenemos un ramen pendiente —pareció molesto por el ceño, sus labios eran una fina línea y sus ojos parecían tan frívolos.

—Si pero yo...

—Ella dirá lo que tiene que decir, o no, pero no te permito irte—, ni siquiera la miró cuando lo dijo, su agarre tomó un poco más de firmeza cuando notó que Naruto intentaba apartarse.

—Te esperaré justo ahí —. Su voz tembló, al igual que su sonrisa vacilante, señaló el árbol de cerezo donde solían esperarse cuando uno de los dos salía primero que el otro. —esto está siendo incómodo para mí.

El azabache se dio cuenta de que eran observados por algunos compañeros de clase, y un par de chicos de otras clases que a veces lo saludaban sólo porque lo consideraban bien parecido. A regañadientes liberó a Naruto, él le aseguró que estaría esperando, y por algún motivo ver su espalda alejarse le dio un mal sabor de boca.

— ¿Y bien? —alzó una ceja, pero el resto de él mostraba indiferencia.

Cuando Naruto se alejó tardó para calmar su nerviosismo, no alzó la mirada porque temía encontrarse con los ojos escrutadores de la multitud que se había aglomerado al rededor para apreciar el espectáculo. Sakura era la segunda chica más bonita del colegio según el periódico escolar que se dedicaba a realizar encuestas para determinar este ranking. Y Sasuke, por supuesto que ocupaba el primer puesto en la lista de chicos, en la cual, él mismo ni siquiera figuraba. Todas las chicas en las que él se interesaba, eventualmente, acababan declarándose a Sasuke, y aunque él siempre las rechazaba, eso no evitaba que Naruto se sintiera mal al respecto.

Naruto se sintió un perdedor total al lado del perfecto Sasuke, y aunque él nunca hacía alarde de eso, el rubio tuvo un pensamiento malo, quizás, Sasuke sólo se juntaba con él para magnificar sus virtudes frente a todos los demás, después de todo, no veía otro beneficio de juntarse con alguien como él. Una nueva inseguridad fue desbloqueada y luego, otra vez esa voz grave lo llamó.

—Andando.

Él alzó la mirada tratando de sacudir su mente, hoy era el cumple de Sasuke, y sería un completo imbécil si se la pasara pensando mal de su amigo. Se relajó diciéndose que todo era parte de su imaginación.

—Entonces, ¿saldrás con ella? —intentó reír pero de su garganta salió un sonido estrangulado, quizás porque en parte le preocupaba lo que iba a pasar, y aunque ya no guardaba sentimientos especiales por la pelirrosa, aún así había cierto disgusto que no podía evitar del todo, le chocaba pensar que Sasuke podría... Se rio de eso buscando una manera de justificar lo mal que había sonado su voz, afortunadamente Sasuke intervino restándole importancia a lo ocurrido.

—Por supuesto que no.

Dijo con franqueza y Naruto sintió alivio inmediato, pero no supo porqué. Cuando llegaron al restaurante de Ichiraku pidieron un par de fideos grandes y charlaron —en realidad fue Naruto quien se lo pasó hablando todo el tiempo—, sobre cosas triviales, y de sus fechorías de cuando era pequeño, rememoró la vez en la que Sasuke le enseñó a volar un cometa y también cuando le enseñó a lanzar piedras saltarinas en la laguna al centro de la ciudad. Trajo el tema del primer cumpleaños que celebraron juntos y en cómo Sasuke nunca le contaba nada a cerca de su deseo.

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