Negación.

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El beso.

No es difícil saber cuándo un hombre es envidiable. Y cuando es guapo, serio y muy responsable, y no puedes dejar de mirar lo "sensual" que luce en pantalones entallados. Eso no fue muy heterosexual de su parte y cuando cayó en la cuenta de que estaba siendo observado mientras tenía un pensamiento retorcido con su amigo más cercano se sintió avergonzado al instante, como si trajera tatuado el pensamiento en plena cara.

—Naruto.

Ese es su mejor amigo, Sasuke, todo lo contrario a Naruto en cuanto a cuerpo, físico e intelecto, le habla con malestar, con ese tono rudo con el cual parece decir "odio a todo lo que se mueve," demasiado contundente, con una mirada tan definitiva. Puede adivinar que lleva bastante tiempo tratando de capturar su atención debido al músculo tenso en la mejilla del azabache.

— ¿Estas sonrojado? —Sasuke entorna los ojos, acercándose a comprobar su propia cuestión pero el rubio retrocede instintivamente en lo que le resulta posible estando sentado en su lugar, por supuesto, Sasuke frunce un poquito el ceño pero no tiene queja contra la reacción del blonde, al contrario, parece esbozar una diminuta sonrisa—, pareces una sandía madura.

Naruto abrió mucho los ojos y sus mejillas ardieron aún más por lo que frunció las cejas para tratar de ocultar sus sentimientos de vergüenza.

—Lo normal es decir que pareces un tomate.

Sasuke rio con su típica voz gutural, pero fue a penas un breve instante. El menor se apoyó en el respaldo dejándose caer en cuanto vio llegar al profesor Iruka.

—Mierda. ¿Hiciste la tarea? —Parecía acordarse de repente, su expresión parecía de angustia total. Por supuesto que Sasuke la había hecho, y no sólo la suya, sino también la parte de su amigo.

—Ten, —se la pasó arrastrándola en la superficie de la mesa, al rubio le brillaron los grandes ojos zafiro e instintivamente quiso abrazar al azabache, el cual le colocó la palma en el centro de la cara obligándolo a alejarse de él tanto como lo largo de su brazo le permitió, —no hagas cosas irresponsables, entrégalo tú mismo.

Sasuke se levantó primero y sin esperar a que el contrario le siguiera entregó su ensayo en las manos del profesor, el cual asintió satisfecho. Naruto tomó aire en los pulmones antes de fingir seguridad y mostrar una sonrisa como de quien se ha salido con la suya. Al final fue atrapado por el profesor cuando este le pidió explicar a la clase su trabajo de investigación, Naruto terminó confesando que no lo había escrito él y terminó en la sala de reflexión escribiendo una carta de disculpa.

— ¿Terminaste?

Naruto despegó los ojos de la hoja en blanco, y mostró en una sonrisa su linda dentadura, Sasuke entró al salón y cerró la puerta tras de él mientras rodaba los ojos al lanzar un suspiro de rendición, a pesar de su rostro inexpresivo y el ceño a medio fruncir le apoyó con su hoja de disculpa.

Pronto ya estaban de camino a casa, con planes de pasar por un ramen debido al cumpleaños de Sasuke.

—Hoy te invitaré yo, de veras...

El más alto mostró una diminuta sonrisa como respuesta, pero pronto se borró cuando una chica se interpuso en el camino de ambos. —Sasuke, ¿Podemos hablar?

El rubio se tragó sus palabras y desvió la mirada cuando su amigo le miró de reojo como para comprobar su estado. Él mostró frialdad hacia la chica, porque sabía que ella había humillado a Naruto cuando él se le declaró en décimo año. Él nunca le habló de eso, pero no hubo necesidad, sus compañeros se burlaron por un tiempo, pero la cercanía de Sasuke hacía que no pasara a mayores la burla que recibió.

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