Capítulo 1

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Su mudanza a Seúl, Corea del Sur había sido algo caótica. Recuerda la manera de llorar de su abuela, porque ya no tendría a su dulce nieto cantando mientras ella cocinaba unas deliciosas galletas caseras para tomar el té.

2 meses no era el suficiente tiempo para adaptarse a una nueva ciudad, mucho menos a la capital de Corea del Sur. Las calles era distintas a las que solía conocer, con un flujo mucho mayor de personas y de extranjeros igual.

Recuerda la manera en que su padre se quejaba de que no era de sus gustos la ciudad. Lo entendía pero se sentía realmente culpable, culpable de haber sido él el motivo de su repentina mudanza.

Él solía pasar desapercibido entre los alumnos de su antigua escuela, callado y en su propio mundo era cómo solía vivir.

Prefería pasar los recreos leyendo o avanzando tareas en vez de salir a correr al patio.

No recuerda con exactitud el momento en que esa chica se le acercó, quizás pidiendo los apuntes o un lápiz. Pero desde que sus ojos hicieron contacto con los de ella, algo se movió en su corazón; Su belleza era particular, un cabello largo y bien cuidado que tenía la apariencia de tener un olor a flores y paraíso.

Su sonrisa era pareja y muy blanca, cómo si fuese actriz de un comercial de pasta dental. Sus ojos bien maquillados y sus labios rojizos que lo hicieron suspirar repentinamente.

Recuerda también las semanas siguientes, entre tanto coqueteos, palabras lindas y sonrisas brillantes lograron que él de verdad se interesara en aquella chica.

Todo iba bien, sus padres ya sabían que a él le estaba gustando una compañera de su clase porque no podía dejar de hablar de ella aunque fuera en 5 minutos; pero su vida siempre había sido una total decepción.

El lunes había llegado, caminar a la escuela se había vuelto una costumbre que comenzaba a hacerlo feliz.

Hasta que sus pies cruzaron la puerta de metal blanco, una gran ola de risas hicieron que se sintiera incómodo.  Dos cuerpos estaban en medio del salón, dos personas que se comían la boca como si no hubiese un mañana y reconoció aquél cabello castaño.

En las paredes una habían pegado unas impresiones de una conversación, dónde reconoció su número y el chat que había tenido con esa chica que ahora se besaba con otro frente a él.

Las risas, las miradas, la humillación…

Taehyung salió de aquella, siendo seguido por un grupo de su curso que lo rodearon para darle una paliza. Nadie intervino, nadie lo ayudó; El sólo hecho de oír los gritos de su hermana que era retenida en los brazos de otros chicos hizo que todo realmente se fuera a la mierda.

Las semanas después de lo sucedido no fueron para nada buenas, cerró todas sus redes sociales, se alejó del mundo exterior y no porque una chica le haya roto el corazón; Lo hizo porque su pueblo natal era pequeño, todo lo que sucedía ahí se enteraban de inmediato y el fue humillado.

Supo que todos sabían el día en que su hermano mayor llegó enojado y desde su habitación escuchó cómo le gritaba a sus papás que habían sido malos al no apoyar a su propio hijo cuando lo que contó había sido verdad, a la par de la forma histérica de llorar de su melliza que había presenciado todo.

Esa misma noche lo hizo, escribiendo una carta con lágrimas en los ojos se despidió. Las pastillas le fueron de gran ayuda, pero supo por su hermana que cuando perdió el conocimiento fue el momento que llegó su madre a verlo y en el hospital le hicieron un lavado de estómago urgente.

Y ese fue el motivo que impulsó a sus padres a tomar la decisión de mudarse a Seúl, Lejos de aquellas malas personas que tanto daño le habían hecho a su hijo.

—Taehyung. — un leve golpe se escuchó en la puerta que había mantenido cerrada con pestillo la noche anterior. —Llegaremos tarde idiota, apura.

La voz de su hermana se escuchó detrás de la puerta, cómo si estuviera molesta. Cerró su diario de vida para guardarlo en un cajón con llave, sí, tenía un diario donde escribía sus sentimientos libremente.

Al bajar la escolares vio a su mamá parada en la puerta arreglando el cabello de su hermana menor por 3 minutos, le repartía besos por todo el rostro y ella se quejaba; Le gustaba ver a su familia feliz, aún cuando era consciente de que no les gustaba haber dejado su pueblo.

Terminó de bajar las escaleras con su mochila colgada en su hombro derecho y vio la leve mirada que le dio su hermana para terminar de salir por las grandes puertas; Su nueva casa era más grande que la anterior, aún no tenía muchos muebles pero confiaba en los gustos de su madre.

—Cuida de ti Tae, cualquier cosa me llamas— su madre dejó 3 besos en su rostro y lo impulsó a irse a su nueva escuela, en su nueva ciudad.

Ojalá todo vaya bien.

Cuándo iban llegando, su melliza EunBi comenzó  a frotar sus manos. La conocía y estaba actuando nerviosa.

—Calma Eunbi, nada malo sucederá. Son nuevas personas y no deben ser tan idiotas como allá. — Le dio un beso en la sien.

Se despidieron mandando buenas vibras, planeando un punto de encuentro al primer recreo para conocer la escuela juntos; A ambos le habían pasado un mapa para conocer la escuela y ubicarse, era realmente grande y eso le comenzaba a gustar.

Le agradaba la idea de que ahora si podría pasar realmente desapercibido entre tantos alumnos, en su antigua escuela eran pocos que todos se conocían.

Cuándo el timbre sonó indicando que la primera jornada escolar para él había comenzado, pegó un grito en su interior. Ni siquiera sabía porque lado irse, no tuvo tiempo de conocer la escuela por haberse dormido.

Corrió por dónde creía que era, mirando fijamente el mapa que había recibido. Hasta que su cuerpo chocó con otro, cayendo de trasero al piso.

No pierdas la paciencia

No

El chico con el que había chocado se paró de inmediato, mirándolo con una sonrisa que le generó un sentimiento de paz.

—¿Apurado?— su cabello negro azabache hacía un contraste con su tono de piel más blanco que el de él mismo.

El chico le extendió la mano, Kim se la aceptó gustosamente para sacudir la suciedad que creía que tendría en su nuevo uniforme escolar.

—La verdad es que sí, no sé dónde queda mi aula y el timbre ya ha sonado.

El chico miró el mapa que tenía entre sus manos, con un número marcado bien grande.

—A40, ese es mi salón. Hola nuevo compañero.— el chico lanzó una carcajada.

—Que coincidencia más buena, no tendré que estresarme por no saber llegar a mi aula. —Taehyung no sabía de dónde había sacado personalidad, pero su tono había sido coqueto.

—Vamos, yo te llevaré y de pasada te presento a mis amigos. Soy Jungkook.

—Kim Taehyung.

Entre sonrisas y buenas palabras, ambos caminaron juntos.

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Primer capítulo editado.

>Espacio para dejar comentarios de odio por haber cambiado casi todo.

Stay with me [Taekook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora