2.¿Tienes pensado ayudarme, William?

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Los labios de Will se movían con avidez sobre los de Jem. Era una sensación extraña, que los dos hombres lucharan por dominar la lengua del otro.

Cuando Jem soltó un ruido de placer, Will se alteró, y saltó a la cama, poniendo una pierna a cada lado de Jem.

Así, encaballándose a su amigo, era más facil inclinarse y besarlo.

Jem empezó a impacientarse con solo un beso, y alzó las caderas, frotándose contra Will, que soltó un suspiro.

- No conocía ese lado tuyo, James. Toda una perra- lo provocó el ojiazul.

Jem lo ignoró y le besó el cuello, rigiendose por un instinto que no sabía que tenía.

Will bajó una mano, empezando a tocarse por sobre los pantalones. Jem no resistió la tentación de llevar una mano a la entrepierna de Will, apartándole la suya y empezando a tocarle él mismo.

Will soltó un gemido, con la respiración entrecortada.

- Oooh, sí... Sigue así.

Jem se felicitó mentalmente. No había hecho esto con ningún hombre, claramente, y lo había hecho él mismo pocas veces. Pero a Will parecía gustarle la torpe manera en la que Jem movía la palma de la mano por encima de la tela, con movimientos rítmicos.

De golpe, algo en la mirada de Will cambió, y Jem se sintió morir cuando el chico le apartó la mano bruscamente de su entrepierna y se bajó de la cama.

- ¿Will...?

- Esto no esta bien- le contestó.

Jem tuvo que mirar a otro lado, y quiso golpearse a sí mismo cuando se encontró luchando por retener las lágrimas.

Will cambiaba el peso de un pie al otro, sin mirar a Jem a los ojos.

La excitación de Jem fue bajando lentamente, haciendo que Will se sintiera un poco mal.

- Me refería a... Aún estás muy débil. El Hermano Enoch ha dicho que necesitas descansar y... yo no debería estar molestándote.

Jem siguió sin decir nada.

Will se percató de la manera en la que Jem agarraba las sábanas y tiraba de ellas hacia arriba disimuladamente, tratando de taparse más. Will se sintió estúpido. Era él el que había empezado, excitándose con pensamientos censurables de su mejor amigo. Y ahora, por su culpa, estaba seguro de que Jem se sentía desgraciado.

- Jem...

- No, esta bien- le interrumpió, girando la cabeza para ocultar sus ojos húmedos-. Deberíamos obedecer al hermano Enoch. Tal vez deberías marcharte.

Y Will se hundió en la miseria. No tenía la más mínima idea de porque se había apartado de Jem. No le disgustaba lo que estaban haciendo, pero vislumbrar la marca de parabatai en el cuerpo de Jem, le hizo hecharse atras. Él podía soportar que le quitaran las Marcas. Aguantaría vivir con los mundanos de nuevo. Pero no le haría eso a Jem. El problema era que no había pensado en que a Jem le haría daño su rechazo, aun habiendo sido él el que le incitara a besarlo.

Will se debatió entre irse y dejar solo a Jem, o quedarse y estar en un silencio incómodo.

Estúpidamente, optó por la segunda. No iba a huir.

Se sentó en el borde del colchón y apretó el brazo de Jem. Él no volvió la cabeza, pero Will vio claramente como cogía aire aparatosamente.

- ¿Jem?

El mayor lo miró, y Will quiso golpearse por la humedad en los ojos plateados que lo observaban.

Respiró hondo y se inclinó, abrazando a su compañero.

Lentamente, Jem le devolvió el gesto, un poco azorado.

- Lo lamento, ¿si? No quería hacerte daño...

- No me has hecho daño, William. Yo... lo entiendo.

Will frunció el ceño.

- ¿Qué es lo que entiendes?

Jem retorció los largos y pálidos dedos sobre el regazo.

- Que no soy... Que yo...- cerró los ojos fuertemente, y lo soltó de carrerilla-: Que no te gusto.

La confusión y el asombro golpearon a Will. ¿Qué? El chico había pensado que Jem se había molestado por besarle o por interrumpir el beso, pero saber que solo se sentía rechazado, le dejó experimentar una cálida sensación en el pecho.

Will sonrió, negando con la cabeza, y acarició la mejilla de Jem, que abrió los ojos para mirarle.

- Eres un tonto- le dijo el galés, arrastrando el pulgar sobre la mejilla de Jem.

Él se sonrojó bajo su pálida piel.

Will se inclinó y le besó una vez más. Sus manos acariciaron el cuello y los hombros de Jem. El mayor le devolvió el beso lentamente. Will se separó lo suficiente como para decir:

- Claro que me gustas. Tal vez, más de lo permitido- admitió.

Movido por una felicidad repentina, Jem se incorporó, devorando los labios de Will, tumbándolo de espaldas y recostándose sobre el chico.

Únicamente la luna fue testigo de las caricias, los besos, y los suspiros que se desencadenaron en esa habitación.

Will se levantó y puso el pestillo a la puerta de la habitación, asegurándose de que nadie los interrumpiría. Cuando se dio la vuelta, se le paró el corazón al ver que el camisón de Jem se encontraba tirado en el suelo de la habitación, y el chico estaba trabajando en quitarse el resto de la ropa.

- ¿Tienes pensado ayudarme, William?

Y la llama prendió en el pecho de Will.

Parabatai in love {Heronstairs} #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora