—Él te violo —susurró—. Oh no, el lo hizo, ¿verdad?

—No, no, cariño —negó rápidamente— Él no me violo.

—No me mientas.

—No te miento —acarició su cabello con dulzura—. Yo le permití tomarme, eso no es una violación.

El rizado puso mala cara—. Pero él te lastimo. Es malo, lo odio.

—Tu no lo odias —sonrió—. Eres demasiado bueno para sentir algo así de malo.

—Lo odio, lo odio mucho por lastimarte.

Jungkook sacudió la cabeza, jalándolo para que acomodara su cabeza en su pecho—. Él no me lastimó porque quiso, estaba bajo la influencia del afrodisiaco, cariño.

—Entonces es mi culpa. —sollozó,

—No, no es la culpa de nadie. Las cosas suceden como deben de suceder —aseguro, dejando un beso en su frente—. Además, no es el primer amante que me trata con un poco de brusquedad.

—Tu no mereces rudeza —susurró— Solo dulzura y amor, solo eso.

—Hace mucho que nadie me ofrece eso.

—Entonces yo te lo daré —aseguró, levantando la mirada hacia él y dejando un beso en su barbilla—. Seré dulce contigo, lo prometo.

—¿Podrías amarme? —susurró, su voz sonando temerosa.

—Cualquiera podría amarte —suspiró— ¿Y a mí? ¿podrías amarme?

—No recuerdo lo que es el amor, Hoseok. —lo apretó con más fuerza contra su cuerpo—. Pero me encantaría tenerte a mi lado el resto9 de mi vida, por más eterna que sea. Eres como un bálsamo para mí, lucesita, me haces sentir que valgo algo.

—Vales mucho —aseguró, quedándose en silencio—. Tu no me quieres solo por el afrodisiaco y esas cosas, ¿verdad?

—El afrodisiaco solo hace que queramos acostarnos contigo —explicó con paciencia—. Y yo no estoy pensando en ello en este momento, lo único que quiero es abrazarte todo el tiempo que me sea posible. Tu curas mis heridas, Hoseok.

—Dime que estoy haciendo y lo haré con más fuerza para que te repares, Kookie.

—Solo sé la dulzura que eres y será suficiente.

Hoseok se acomodó más cerca y elevó la mirada para verlo— ¿Kookie?

—¿mmm?

—¿Podrías... tu podrías besarme? —pidió con voz pequeña—. Namjoon solo me beso porque lo que sea que me sucede lo obligo. ¿Podrías hacerlo tú, solo porque me quieres? Claro, solo si quieres hacerlo, porque...}

Los labios de Jungkook lo interrumpieron cuando rozaron los suyos. No había deseo o brusquedad en el toque, era solo una dulce caricia que demostraba que realmente Jungkook lo estaba haciendo porque lo quería y no porque deseara acostarse con él. El beso con Namjoon no había sido malo, pero esto era diferente y bueno en igual escala.

El otro chico fue dulce con él, solo sus bocas tocándose sin necesidad de más. Eran solo ellos, juntos y mostrándose el afecto que ambos anhelaban. Cuando la lengua del mayor acarició sus labios con delicadeza, Hoseok los abrió con un gemido suave, permitiéndole el paso a su boca. La lengua del mayor jugo con la suya, empujando y acariciando con lentitud, como si tuviesen todo el tiempo del mundo.

Sus manos se aferraron al cuerpo del semidios, buscando más toque, más de la comodidad que este le brindaba. Ellos se complementaban, ambos lo sabían, pero algo faltaba, algo que ninguno de los dos podía especificar. Algo estaba creciendo entre ellos, algo pequeño y dulce que nacía en sus corazones.

(...)

Eros observó a su hijo besar a Jungkook, preguntándose si acaso había hecho las cosas bien con todo esto. Él no podía controlar lo que Hoseok o los otros dos semidioses sentían, no funcionaba de esa manera. Solo podía arrojar las pistas y esperar que las vieran, pero todo se estaba saliendo de control. No se suponía que Namjoon fuera el primero en besar a Hoseok, tampoco debería haber sucedido lo de la cocina.

Las cosas se estaban descontrolando a pasos agigantados y comenzaba a preguntarse si iba a tener que interferir. Sabia que, si esto llegaba a suceder, tendría que encerrar a su hijo como su madre había hecho con él. No quería hacerlo, no tenía ninguna intención de que Hoseok sufriera lo mismo que él, pero no había muchas opciones.

Los semidioses podían ser destructivos a veces. Los sentimientos eran engañosos para cualquiera, pero cuando pones a un semidios con el corazón roto, otro que no puede controlarse a si mismo y uno totalmente inexperto en una misma habitación lo que consigues es una bomba de tiempo.

Tal vez por primera vez, Eros se había equivocado en su decisión.

—¿Husmeando de nuevo, hijo mío?

Eros se volteo para ver a su madre caminar en su dirección con paso lento. La seda de su toga caía a su alrededor, pálida bajo sus rizos oscuros. Tenia una pequeña sonrisa en su hermoso rostro, como si estuviera al tanto de su problema, pero no estaba preocupada al respecto.

—Debo de asegurarme de que esto salga bien. —se excusó.

—Saldrá bien —aseguró, llegando a él y acariciando sus rizos con suavidad—. Como te lo he explicado antes: nosotros no tenemos control sobre los sentimientos, solo podemos dar posibilidades. Ya no podemos intervenir, las cosas sucederán como deban de hacerlo.

Eros se mordió el labio, volviendo a ver hacia su hijo, solo para encontrarlo acurrucado durmiendo sobre el pecho del hijo de Dionisio. Su madre tenia razón, las cartas estaban sobre la mesa, era solo cuestión de esperar.

 Su madre tenia razón, las cartas estaban sobre la mesa, era solo cuestión de esperar

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Eros' son || ADAPTACIÓNWhere stories live. Discover now