- Pero no eres un súbdito...

- No...- Su sonrisa se volvió más amplia.- Si soy un súbdito. Tanto suyo como de la emperatriz y quiero que sepa que seré el más leal de todos.

- Entonces...¿No estás molesto por tener que ir y mostrar tus respetos a la emperatriz?

- Vamos.- Se alejó.- Es la emperatriz de Yang, la segunda madre de la nación. ¿Como podría ser tan irrespetuoso e ignorarla?

- Gracias.- Se acercó y besó su frente.- Gracias por ser tan comprensivo.

- Pero...emperador...- Se quedó pensativo.

- ¿No te dije que cuando estemos a solas no me llames de esa manera?

- Lo olvidé.- Sonrió.- Mi querido Yibo...- Rodeó el cuello de su contrario.- La emperatriz no estuvo presente durante la ceremonia. Eso quiere decir que está enojada ¿Cierto?

- Más bien herida.- Su sonrisa se volvió tenue.

- Aunque no lo crea, la entiendo.- Suspiró.

- Antes de tu llegada tuvimos una conversación. Le dije que lo único que deseaba era que pudiéramos vivir en paz los 3.- Volvió a besar su frente.- A ti no tengo que decirte algo como esto, con tus palabras me has demostrado que así será y me has brindado alivio.- Suspiró.- LianHua siempre ha sido una mujer dulce y delicada, la única vez que la vi enojada fue cuando se enteró sobre ti. No te niego, me sentí mal. Se que me hizo prometerle algo injusto, incluso entiendo a los demás pero también la entiendo a ella y no la culpo del todo ¿Sabes por qué?

- Creo saber la razón.- Sonrió.

- Te escucho.

- No la culpa porque usted accedió a esa promesa.- Recostó su mentón del hombro de su contrario.- Pudiste haberte negado, eres el emperador y necesitas expandir tu línea de sucesión. La promesa de la emperatriz no te iba a detener, al final fue algo que tu también quisiste hacer.

- Parece que mi querido esposo empieza a conocerme.- Besó su hombro.- Eso me hace feliz.

- Y pienso seguir conociéndote mucho más.- Se alejó.- Quiero saber todo de ti, hasta lo más mínimo. Quiero compartir todo en tu vida y no obviar detalle alguno.

- Yo también quiero lo mismo.- Depositó un beso en sus labios.

- Iré a vestirme. De hecho, había preparado un obsequio para la emperatriz así que creo que es el momento adecuado para entregarlo.

- Entonces te ayudaré...- Deslizó lentamente la túnica de su omega dejando al aire sus hombros.- Espera...- Se quedó viendo el lugar en que lo había marcado.- ¿Que es esto?

El emperador se sintió un tanto sorprendido y consternado al ver cómo el omega tenía dibujado un curioso patrón en el lugar donde había dejado su marca. Era similar a una flor, con sus pétalos expandidos e incluso sus grandes y vivas hojas, lo más extraño de esto es que se notaba que no había sido creada con algún tipo de sino sino que parecía emerger dentro de la misma piel.

Con diferentes tonalidades de color rosa, aquella figura resaltaba, viéndose hermosa.

- Anoche no tenías esto.- Frotó su dedo sobre la marca.

- ¿Una flor?.- Se acercó a toda prisa al espejo y observó la marca sobre su clavícula.- ¿Como llegó esto aquí?. Yo no lo hice.-Se giró preocupado.

- Tranquilo, no tienes que asustarte.- Tomó su mano.- Lo vamos a averiguar.

..........

- Gracias madre por el té que trajo para mí esta mañana.- La emperatriz hizo una reverencia a la mayor.

Yizhan.Where stories live. Discover now