Prefiero aceptar que seguir así

88 18 10
                                    

Isis

Fue una tarde inolvidable gracias a cada una de las atenciones que Magnus nos daba tanto a Anat como a mí, se preocupó por todo aunque principalmente por la comida ya que tenía entendido que él ayudó mucho a la cocinera.

Sus barreras cayeron al pasar una entretenida tarde en el parque, sus hombres estaban impresionados al verlo tan amoroso con Anat, le dió de comer y le cantó hasta hacerla dormir, un gesto que no deja de demostrar hasta donde es capaz de llegar por obtenerme lo que necesita.

Casarme, no contemplé que algo así pasaría ni en mis más grandes sueños. Digamos que de pequeña jamás creí en la llegada de un príncipe azul volcado a protegerme y amarme, siempre fui realista.
En mi familia se podía aspirar a un intercambio, es decir que yo caería en manos de otro hombre a cambio de algo que beneficiaría a mi padre.

Con Anker búscamos una salida de aquello, yo no deseaba ser una esposa trofeo para uno de sus socios, uno que seguramente sería mucho mayor que yo.

Magnus es muy atractivo, seguramente nuestra intimidad sería muy grata y entretenida, con un hombre como ese no me detendría en las noches, pero no creo tener la misma experiencia que él en el sexo, desde lejos se nota que es... ¿Bueno? No, eso es ridículo.

No importo yo, debo pensar en lo que es mejor para Anat ¿Magnus lo es? Esa es la pregunta más urgente a responder, las demás son menores al tratarse de mí.
Una tarde increíble no es lo único que debo ver si hablamos del bienestar de mi única hija, nada me garantiza que nos maltrate cuando por fin obtenga el dichoso matrimonio.

He pensado que algo más oculta, nadie insiste tanto arriesgándose a una negativa como él.

Estoy hecha un desastre, la confusión que me carcome provocó varios descuidos en el hospital, ahora mismo estoy en la oficina del director y seguramente me dará una reprimenda de otro nivel.

Magnus nos dejó en mi departamento anoche, sabía que hoy tenía turno desde la mañana y por eso dijo que lo mejor era darme mi espacio para pensarlo, pero que esperaba una respuesta para mañana o él se iría del país con la primer mujer que encuentre.

Le dije que eso no se le dice la mujer que planeas hacer tu esposa, le hace falta tacto.

— Doctora Botros — salida el director ingresando a la oficina, estoy esperando desde hace diez minutos.

Mi maldito recorrido será más largo ahora.

— Buen día, director — inevitablemente el reproche sale a flote.

— Siempre es un gusto verla, pero no creí que nuestro encuentro se debería a los  errores cometidos en un día, siempre hace de forma impecable su trabajo y ahora... ¿Algo que decirme? — es un hombre simpático, comprensivo y educado.

Así debe ser un verdadero director, es la cara del hospital.

— Lo siento, estoy avergonzada por equivocarme tanto, solo que... — bajo la cabeza sin saber cómo seguir, no es su problema lo que pase en mi vida personal.

— El señor Koch no deja de acosarla — quedo con la boca abierta, por lo visto se conocen o no hablaría así de un desconocido — Sé lo persistente que puede ser, lo conozco desde que era un niño, soy su doctor de cabecera.

Eso sí es una sorpresa.

— Pues no sabía que se conocían, admito que estoy sorprendida ¿Le ha dicho algo? — sigo indecisa, es una propuesta que alejaría a ese idiota de mi hija y de mi. 

— Nada, pero estoy seguro de que su insistencia por verte y asegurarse de que estés a salvo dentro de tu área de trabajo — mi silencio logra hacerlo sonreír — ¿No lo sabías? Hay dos hombres cuidando de ti a cada paso que das, parece que supo del altercado con tu ex novio y envió a sus guardias personales a seguir cada paso — no sé si enojarme o llamarle para agradecerle.

El pago, el inicio Where stories live. Discover now