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I. Primera Cita.

Así como dijeron, reprodujeron una película, la verdad, el ver 'Howard The Duck' era una excusa, pues lo único que hacían era verse las caras y pensar en besarse; en un momento de tensión solo podían verse a los ojos y bajar levemente la mirada a los labios contrarios, hasta que no pudieron más y terminaron juntando sus bocas en un profundo beso.

Era mágico, ambos se sentían en un mundo totalmente nuevo del que no querían salir, pero que lastimosamente tuvieron que por falta de aire. "Maldito oxigeno, ¿Por qué no podemos vivir sin el" pensaban al separarse. No tardaron en acortar la distancia nuevamente, pero esta vez el beso era más desesperado, Eddie se movía para encontrar la posición perfecta, termino sentado con ambas piernas a los lados de las de Steve mientras este abrazaba al rizado por la cintura y el otro ponía sus manos sobre los hombros ajenos. Permanecieron unos cinco minutos en esa posición, dándose cortos besitos acompañados de sonrisas y miradas tímidas pero coquetas; en un momento la mirada de Steve fue a dar con el reloj en la pared, las manecillas daban casi las diez de la noche, recordándole que al día siguiente tendría que levantarse temprano a trabajar.

— Eddie. — Dijo Steve. — Eddie. — Repitió. — ¡Eddie! — Dijo una tercera vez sacudiendo levemente al pelinegro encima suyo.

—Hm ¿Que? — Dijo casi dormido en la curvatura del cuello del castaño. — Tengo sueño Stevie... —Dijo para finalizar ya que en su respiración se notaba que estaba durmiendo.

Steve rio suavemente. —Vamos a dormir. — Dijo dulcemente para levantarse cargando al pelinegro con algo de dificultad pues este pesaba casi lo mismo que el, subió al segundo piso sin saber cómo y se adentró a su cuarto, ahí dejo a Eddie en la cama sentado. El castaño buscaba entre sus cosas algo que prestarle para que no durmiera con la ropa que traía puesta. Encontró algo y se volteó hacia el mayor, quien se encontraba cabeceando sentado en la orilla de la cama.

—Hey, dormilón... Aquí tienes, cámbiate, no vas a dormir con esa ropa tan ajustada. El baño está ahí. — Le entregó las prendas y señaló a la puerta junto al armario.

El más bajo no demoró mucho en volver a salir del baño, cuando salió vestía unos cortos shorts negros y un gran suéter amarillo, que por suerte si le quedó algo grande ya que Steve era un poco más grande que el.  Eddie no tardó en dirigirse a la cama para caer en ella y comenzar a respirar tranquilamente dando a entender que se encontraba dormido. El menor se iba a poner de pie cuando sintió una mano jalando de el hacia la cama.

— No te vayas, ven duerme aquí. — Dijo Eddie con los ojos cerrados moviéndose vagamente sobre el colchón

— No me iba a ir a ningún lado Eddie, voy a dormir aquí, solo voy a apagar la televisión y a cambiar mi ropa, no te preocupes. — Dijo y sintió su mano ser soltada, ahí mismo fue a hacer lo que dijo. Una vez terminó se dispuso a meterse dentro de las sabanas de la cama donde se encontraba el otro chico ya durmiendo profundamente; al estar acostado pensó en todo lo que estaba sucediendo, causándole un sonrojo que agradecía eternamente nadie veia, pues le avergonzaba en cantidad. Eddie se removió hasta dar la vuelta y quedar recostado sobre el pecho de Steve, la respiración de este se detuvo por unos segundos hasta que el sueño le ganó y cayó en los brazos de Morfeo.

La puerta sonaba insistentemente en el piso de abajo despertando a Steve de su sueño, al abrir sus ojos los rayos del sol que se colaban por la cortina que era algo transparente lo cegaron obligándolo a cerrar los ojos y parpadear varias veces antes de poder ver bien y analizar todo. Eddie se encontraba abrazándolo con su cabeza apoyada en el pecho contrario. Steve acarició los cabellos contrarios suavemente deteniendose abruptamente al sentir el movimiento ajeno.

With You - Steddie Where stories live. Discover now