★Capítulo 19★

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Es un pasillo angosto, no sé cómo me las ingenié para correr sin caerme ni golpearme contra nada, pero antes de darme cuenta tengo al otro tipo de la discográfica en frente, ese del que jamás recuerdo el nombre.

—¿Por qué no dejan entrar a mi familia? —le reclamo— Guillermo dijo que los pases estarían allí, pero no están y...

—Intentaré resolverlo, ahora quédate aquí que salen en cinco —pone sus manos sobre mis hombros y las quito.

—No, quiero los pases y yo los llevo.

—Émile, tienes que cantar en cinco minutos, probablemente el show más importante de tu carrera, no puedes estar corriendo por los pasillos.

—No voy a cantar sin mi familia aquí, ya me dijeron que se iban a ocupar y no lo hicieron.

—Me ocuparé, tú solo...

—Podemos pelear aquí y seguir perdiendo el tiempo, o puedes darme los pases de una porque no voy a ceder.

—Qué terco eres —murmura mientras detiene a una chica que pasa por su lado y le habla—: Cuatro o cinco pases vip para Emile, lo más rápido que puedas.

Solo necesito tres, pero está bien.

La chica desaparece solo unos segundos y regresa con los cinco colgantes en su mano.

—Apúrate —me gruñe el tipo, justo cuando empiezo a correr.

Llego muy rápido, él de seguridad me impide el paso y tiene razón, si salgo voy a generar caos, así que solo le digo el nombre de mis amigos y mi mamá para que los deje entrar.

Segundos después la puerta se abre y el rostro sonriente de mis dos mejores amigos es todo lo que puedo percibir. Me gustaría tener tiempo para recibirlos como se merecen, pero resulta que tengo que dar un show en tres minutos.

Los abrazo a los dos a la vez y les doy un pase a cada uno.

—No digo nada porque me voy a poner a llorar —susurro luego de un segundo abrazo.

—Estas muy lindo —Lula me acaricia la mejilla y Fabri asiente para darle la razón.

—Pareces un rockstar.

La puerta se vuelve a abrir y mi mamá está allí, voy a abrazarla también, pero entonces noto que no viene sola y todo dentro de mí se siente paralizado.

—¿Por qué la trajiste? —susurro conteniendo la respiración.

—Es un momento importante, mi amor, de unión, no de peleas.

—Es un momento importante para mí, yo debería decidir quién me acompaña —reclamo, y aunque no tengo tiempo para discutir me siento muy vulnerable e invadido, yo no invité a Manuela, ella no debería estar aquí.

—Tenemos mucho de qué hablar, hijo —me dice dando un paso hacia mí—. He cometido muchos errores, pero por nada del mundo podría perderme el mejor momento de tu vida.

No le respondo, no sé qué decir. Estoy muy enojado, con mi mamá y con esa señora, pero no tengo tiempo para expresarme.

Pongo los dos pases en sus manos, sin saludos ni abrazos de por medio, y me doy la vuelta para correr al escenario.

Con los sentimientos arremolinados y la euforia a flor de piel, intento que la música llene mi cuerpo para olvidarme de cualquier cosa que pueda pensar o sentir además de eso.

Cuando llego los chicos ya están listos, nos demoramos unos minutos en los que me acomodan el sistema de sonido y aprovecho eso para hablar con Dylan.

El sexto integrante Where stories live. Discover now