» Corazón de melón<3 « (𝙐𝙎𝘼𝙑𝙚𝙣𝙚).

Lluvia.

— ¡Epa, epa! ¿Para donde vamos? —. Cuestiono el venezolano con una sonrisa.

USA no hizo más que dar una leve risita, jalando a Venezuela a la vez que corrían.

El país caribeño miraba desde atrás como su pareja reía y aprecia muy emocionado.

Así que sin más confiando plenamente en el se dejó contagiar por aquella emoción, sintiendo aquella sensación cálida en su pecho.

Habían estado en su había momentos antes, y de un momento a otro Estados Unidos se había levantado de la cama y lo había jalado con él.

Ahora luego de esa rápida corrida estaban delante de la entrada principal de la casa.

Venezuela se confundió cuando miro al mas alto abrir esta, pero se confundió aún más al ser jalado nuevamente hacia afuera.

Estaba lloviendo, así que no tardaron nada en ser arremetidos bajo esa fría agua.

— Siempre quise hacer esto —. Admitió el norteamericano, tomando ambas manos del menor.

— ¿Hacer qu-? Mhmm.

No pudo terminar sus palabras ya que los labios del mayor habían impactado con los suyos.

Y ahí, bajo la lluvia, se besaron múltiples veces.

Era besos lentos y tiernos.

Estados Unidos estaba agachado levemente, mientras que Venezuela estaba parado de puntitas.

El latino tenía sus manos temblorosas en ambas mejillas rojizas del americano más alto.

USA lo tomaba de la cintura, y de un momento a otro, lo alzo e hizo que enredará sus piernas en sus caderas, haciendo que Venezuela soltara un jadeó de sorpresa que rápidamente fue callado por otro beso más pasional y candente.

Se quedaron en esa posición por pocos minutos, solo besandose.

Solo eso. Adorandose bajo la lluvia fría.

— ¡Ah! —. Chillo Venezuela a la vez que USA también se asustaba.

Ambos miraron al cielo al oír aquel trueno retumbar el lugar, asustados.

Un segundo trueno hizo que Estados Unidos bajara cuidadosamente al suramericano.

Luego se voltearon a ver a los ojos de manera fija.

Verde y azúl se encontraron.

Y sin previo aviso, ambos se soltaron a reír escandalosamente.

Rieron mucho, tanto que sus estómagos dolieron. Tanto que sus cachetes se entumecieron por la constante sonrisa que ambos mantenían.

Estaban ahí, en medio del patio, bajo la lluvia, totalmente empapados y riendo como locos.

Era perfecto.

Todo era perfecto cuando ellos estaban juntos.

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