El sol brillaba sobre las diminutas gotas de lluvia que caían lentamente desde las hojas del árbol, debajo del cual estaba acostada en el suave y húmedo césped, admirando una de mis escenas favoritas. Solía hacer esto de niña, cuando visitaba a mis abuelos en su casa de campo. Al momento de llover, iba y me escabullía en un frondoso árbol cerca, me acostaba debajo de sus ramas a admirar la lluvia caer desde abajo.
Era como si el tiempo se detuviera y todo pasara en cámara lenta, así me encontraba ahora, era extraño porque estaba justo en el mismo lugar, era hermoso, me sentía en paz y sonreía.
Algo llamo la atención a mi lado, no estaba sola, unos ojos almendrados y negros me miraban con un brillo que solo el amor podía lograr, alcancé la mano del amor de mi vida y él la agarró con una calidez inmensa. Estaba feliz porque por primera vez amaba y me sentía amada, ese amor que te quita el aliento y te hace luchar por conservarlo, ese amor que obsesiona y quieres cuidar para siempre de esa persona, a la misma vez te apasiona y te hace perder la cabeza y perdonar lo imperdonable. Lo había encontrado. Finalmente.
De repente un estruendo que se asemejaba a un relámpago me quito la paz que sentía, la angustia y desesperación me invadió y el miedo hizo su entrada en mi cuerpo.
Abrí mis ojos, y la realidad me golpeó duro. Traté de moverme pero dentro de mi aturdimiento aún no me había dado cuenta que estaba atada completamente y me impedía el más mínimo movimiento.
Mi respiración se hacía cada vez más sonora y ya me estaba despertando. Miré el lugar donde me encontraba, ya el árbol y Oscar no estaban, en su lugar era una habitación amplia y oscura con solo una entrada de luz que provenía de una pequeña y cuadrada ventana que quedaba justo al frente de mi. Me encontraba sola, seguí detallando todo, a mi derecha había una puerta y el cuarto estaba lleno de cajas y papeles viejos y estrujados esparcidos por el suelo. Un colchón viejo y sucio estaba tirado en una de las esquinas y podía sentir el olor a mugre y humedad que había en aquel lugar.
Lisa y David, maldito par de traidores, de David esperaba cualquier cosa, pero aún sentía la traición de Lisa clavada en la espalda.
La puerta de mi lado se abrió bruscamente y David se hizo pasar.
— Vaya, vaya, la pequeña bestiecilla se acaba de levantar.
Comenzó a dar pasos lentos y triunfantes por toda la habitación, mirándome asquerosamente, como si no tuviera nada que perder.
— ¿ Qué quieres psicópata de mierda? — decidí encararlo, no podía perder la valentía y mucho menos mostrar lo aterrada que estaba.
— Shhhh... Cuida ese lenguaje, siempre tuviste la boca sucia cuando te molestas.
Se acercó mucho más a mi y colocó un pequeño banco de madera para sentarse justo delante, no aparté ni un minuto los ojos de los suyos.
— Si vas a matarme hazlo ya, no quiero seguir viendo tu estúpido rostro gilipollas — y escupí en el medio de su cara.
Si expresión fue cambiando poco a poco de diversión a enfado, y el odio comenzó a crecer en sus ojos. Se limpió con una mano en un gesto lento y vacilante y sin esperarlo me espantó un golpe con su mano bien abierta sobre el lado derecho de mi mejilla, lo suficiente como para dejar mi cara hacia un lado y dejarme sin aliento, el picor del golpe me dolía intensamente y no pude aguantar las lágrimas que poco a poco comenzaron a brotar.
En ese momento entró Lisa.
— ¿ Que está pasando aquí?— traía algo en su mano, como un pequeño bolso negro que colocó en un rincón pero el aturdimiento del golpe no me dejaba detallar todo.
— Nuestra querida Anna con su carácter de siempre— contestó David mirándome y se puso de pie en un instante para ver a Lisa— ven aquí.
Para mi sorpresa Lisa se acercó triunfante hacia él y comenzaron a besarse sin freno delante de mi... ¿ Pero que diablos?
El beso se iba intensificando y se estaban tocando por todos lados, demasiado sexual, como si yo no estuviera ahí. En un segundo Lisa detuvo su espectáculo y me miró sonriente y continuó su beso.
Sentía el estómago revuelto y me sentía nauseosa, esto ya era demasiado, no podía creer lo que ocurría, se estaban quitando la ropa poco a poco y a la misma vez me miraban y se reían y seguían de nuevo en su show.
En un minuto estaban completamente desnudos y justo donde estaban en el suelo comenzaron a hacer el amor delante de mi. Yo cerré mis ojos para no ver aquello, pero los sonidos no dejaron mucho para mi imaginación, ellos no se abstuvieron de hacer ningún ruido.
Esto era lo más traumático que estaba viviendo, no podía parar de llorar porque sabía que iba a ser peor.
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Amor Galeno
RomanceAnna Beat es una doctora que está haciendo su residencia en el hospital más importante de la ciudad, pero cuando piensa que tiene todo controlado, conoce al guapo Oscar, el nuevo médico jefe de su área... Con un inicio un poco incómodo al conocerse...
