- Entonces ya entiende el porqué no estoy preocupado.- Se giró para ver al menor.- Lo vio pelear, lo vio sentenciar a los demás, incluso vio como llegó hasta usted...- Frotó su entrecejo.- Esto último...me siento muy avergonzado por ello.

- No tiene porque estarlo.- Dibujó media sonrisa.- Fue una situación interesante.

- ¡Majestad!.- Una doncella llegó a toda prisa.- El príncipe está fuera de peligro. El doctor quiere verlo.

- ¿Que le dije su Majestad?.- El mayor volvió a palmear la espalda del menor.- No hay de que preocuparse.

- Es un alivio. Luego me gustaría disculparme personalmente.

- Bien.- Sonrió.- Ahora, lo invito a acomodarse. Me gustaría que se quedara unos días como mi invitado. Necesito agradecerle de forma correcta lo que hizo por mí.

- ¿No será molestia?

- Para nada.- Sonrió.

- Entonces, aceptaré su invitación.

..........

La Emperatriz del reino de Yang caminaba de un lado al otro mientras jugaba con sus manos. Su mirada seguía adherida a la gran entrada la cual le mostraba una vista clara del largo corredor.

Ese día la lluvia no había cesado, llovió desde que el sol salió y sólo se detuvo cuando el ocaso empezaba a aparecer. Se sentía nerviosa, angustiada, no tenía noticia alguna de su esposo y eso la afligia.

Detuvo sus pasos al ver a una joven doncella correr a través del largo corredor. Por su gran sonrisa supo que traía buenas noticias asi que su agitado corazón empezó a calmarse.

- Niang'er te he dicho que no corras.- Su tono fue gentil.

- ¡El halcón! ¡El halcón!.- Colocó sus manos sobre sus propias rodilla, había corrido mucho así que estaba exhausta.

- ¿Halcón?

- ¡El halcón de Su Majestad!

- ¿El emperador envió a su halcón?

- ¡Si!.- Trago y luego se incorporó.- El emperador envió noticias. Finalmente pudo someter a los rebeldes de Liang y ayudó al Emperador para que volviera a tomar su lugar.

- ¿Entonces está bien?.- Sonrió.

- Dijo que se encuentra muy bien y que se quedará unos días allí ya que el Emperador de Liang quiere tenerlo como su invitado y preparará una fiesta en agradecimiento.

- Entiendo.- Asintió.- ¿No dejó nada dicho para mí?

- Ahora que lo pienso.- La joven se quedó pensativa.- El mensajero no me entregó ningún recado para usted ¿Lo habrá olvidado?

- No importa.- Agitó su mano.- Se que está bien y es lo que me importa.

- Pero el siempre envía algún recado para usted.

-Esta bien.-Sonrió.- Mi emperador se encuentra a salvo. Solo me queda esperar por su regreso.

.............

Han transcurrido dos días desde que Wang Yibo se hospedó en el reino de Liang. Allí ha sido colmado de atenciones y cuidados de una manera en la que ha logrado sentirse como en casa.

Los ciudadanos de Liang se sentían sumamente agradecido con el emperador de Yang por haber ayudado a resolver aquel problema el cual a la larga terminaría afectandolos.

Dos días transcurrieron en los que sus ojos no han vuelto a ver a aquel omega. Por alguna razón se siente inquieto y aunque los demás le han dejado en claro que aquello había sido un accidente, siente mucha culpa.

Yizhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora