CAPÍTULO 4

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Desde los nueve años e tenido que soportar los numerosos acosos de parte de mis compañeros

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Desde los nueve años e tenido que soportar los numerosos acosos de parte de mis compañeros. Hace ya cinco años, que mi rutina se basa en burlas, maltratos, insultos, humillaciones y en mayor medida, golpes.

En todo ese tiempo, no había aprendido a defenderme. Estaba totalmente encontra de tener que utilizar la violencia física. Aun así, varias veces usaba el sarcasmo como mecanismo de defensa. Si eso fallaba recurria a la mejor opción, correr.

Al terminar la ultima clase, me acerqué a quitarle el candado a mi bici y poder marcharme.

A lo lejos, noté como Moose y su séquito de idiotas se aproximaban. No estaba de humor para soportarlos, por lo qué me apresuré a irme.

- Pero mira quien esta aquí.- hablo Matty.- Si es la pequeña Ameia.

- Pequeña la tienes.- respondi sin pensar.

- ¿Que mierda dijiste?- me tomó bruscamente del brazo.

- No dije nada, lo juro. - intenté safarme de su agarré.

- Más te vale.- me dio un fuerte empujón que casi hizo que terminará en el suelo.

Volvi a tratar de marcharme pero está vez se interpusieron en mi camino.

-¿A donde crees que vas? - Moose fue el que habló.

- Lo siento, tengo que irme. ‐ era obvio que no podría escapar tan fácilmente. -
Por cierto, ¿Cuando fue la última vez que nos vimos, Moose?- le pregunté con tono de burla. - Espera, ya lo recuerdo.
Fue cuando Robin utilizó tu cara como saco de box.

¿La habia cagado? Obviamente.

Pero de todas formas, no perdia nada. Ellos no me dejarian de molestar, así que decidí provocarlos.

Ahora entendía a las personas que me creían loca.

- La próxima vez, busca otro doctor. Él que te atendió hizo un muy mal trabajo. Además, yo en tu lugar lo demandaría, no es junto que te haya dejado tan horrible la nariz.- le recomendé con falsa lástima. - ¿Sabes qué? Mejor no hagas eso. La verdad es que tu nariz siempre fue así de espantosa. Deberías estar agradecido que Robin te la haya arreglado un poco.

¿Oyeron eso?

Era mi muerte acercándose.

No les di tiempo de responder, ya que decidí continuar.

- Bueno, caballeros. Me encantaría seguir con esta agradable conversación, pero miren la hora. - les mostré el reloj invisible de mi muñeca. - Yo me despido. Que tengan linda tarde.- hice una tonta reverencia y sin pensarlo dos veces, sali corriendo a toda maquina.

¡ A la mierda la bicicleta!

Corrí un par de calles pero ellos seguían atrás de mi. En ese tiempo me habia replanteado la idea de parar y enfrentarlos, pero seamos sinceros tres contra uno, seria un maldito suicidio.

Run, Survive [The Black Phone]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora